Voces femeninas contra el abuso: Mujeres narran a RT sus historias de desigualdad y explotación
El 8 de marzo se ha convertido en un símbolo de la lucha por los derechos y reivindicaciones de la mujer. Millones de mujeres de todo el mundo salen a la calle para reivindicar sus derechos. RT ha conversado con mujeres que comparten algunas historias desgarradoras que las llevan a alzar su voz un día como hoy.
"Yo denuncio la invisibilidad de la mujer artista"
Concha Mayordomo es una artista que convierte los vestidos de novia en cuadros, y denuncia la invisibilidad de la mujer artista como la mayor muestra de machismo en el mundo del arte. Según Mayordomo, el vestido más importante en la vida de muchas mujeres es el vestido de novia y la oportunidad de poder convertirlo en un cuadro era su reto. La mujer cree que un vestido tan importante tiene que tener una segunda vida.
Ella empezó estudiar Bellas Artes con más de 40 años. "Si de las 24 horas del día, 12 tienes que estar pendiente de tu familia, tu espacio y tu tiempo para poder dedicar a otras cosas se reduce", explica la mujer.
"Trabajar en el arte no tiene el valor de una profesión", lamenta Mayordomo. "Y encima eres mujer y tienes que aparcar tus responsabilidades familiares que te han adjudicado sin elegirlo, se entiende casi como una frivolidad", añade.
"Yo denuncio la violencia machista a través del humor"
"Me llamo 'artivista' feminista, porque combino el arte con el activismo y, por supuesto, con el movimiento feminista, que es un movimiento por los derechos humanos", cuenta Pamela Palenciano, víctima de violencia machista.
En el pasado Palenciano se enfrentó a la violencia sexual, física, psicológica y a la violencia simbólica. "Tuve una adolescencia de noviazgo. Pensé que era muy bonita. Pero me fui dando cuenta que era muy bonita si yo cambiaba, era bonita si yo aguantaba, si yo dejaba de ser yo, y la historia es contar mi historia para que no vuelva a pasar", dice la mujer. "El amor de verdad no duele", subraya.
Según Palenciano, el feminismo le dio mucha fuerza porque se dio cuenta que no solo era su historia. "Para mí lo peor, más que la violencia física al extremo de como pasó, fue la violencia simbólica, el silencio asesino, el maltrato psicológico", explica la mujer.
"Mi denuncia es la trata de seres humanos con fines de explotación sexual"
Marcela era estudiante de derecho en Brasil pero no pudo terminar de costear la universidad y una amiga suya le dijo que conocía a una señora que le podía ayudar y tenía una agencia de trabajo en Europa.
"Llegó el día del embarque y resulta que no era solo yo. Era yo más 7 mujeres. En Portugal nos recibió una señora y lo primero que hizo la mujer fue pedirnos nuestros pasaportes por motivos de seguridad", cuenta Marcela.
Después, esta señora les explicó que no vinieron a realizar ningún trabajo doméstico, sino a ejercer la prostitución. "Si te escapas, te encontraremos. Lo primero que vamos a hacer es picarte a trocitos y ponerte en una maleta y tirarte al Guadalquivir", le amenazaron a Marcela.
"La Asociación APRAM me salvó la vida en más de una ocasión. La primera fue rescatarme de la mafia y la segunda cuando me dio un infarto debido al exceso de drogas que me obligaban a consumir. Si no fuera por ellas, ya estaría muerta", subraya la mujer.