Un grupo de científicos ha confirmado que el hombre tuvo una influencia directa en la extinción de animales gigantes en lo que hoy es América del Sur hace unos 12.000 años, según un estudio que han publicado en la revista Science Advances.
En el 2000, en el sitio arqueológico Campo Laborde (Argentina) se encontraron partes del esqueleto de un perezoso terrestre gigante ('Megatherium americanum'), fósiles con una antigüedad entre 9.700 y 6.750 años de un animal que medía unos 3 metros de altura y pesaba más de cuatro toneladas.
Posteriormente, el equipo dirigido por el arqueólogo Gustavo Politis, del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Paleontológicas del Cuaternario Pampeano de Argentina, analizó ese hallazgo con resina XAD-2, una tecnología de purificación más sofisticada que separa la parte orgánica de los huesos (colágeno) de los elementos inorgánicos (ácidos fúlvicos).
Los resultados de este último análisis revelaron que los restos óseos tenían 12.600 años; es decir, que ese ejemplar murió durante el final del Pleistoceno tardío: como alrededor del 90 % de todos los animales de gran tamaño en los continentes sin hielo, a excepción de África.
Estudios previos sugerían que el ser humano y los efectos del clima podrían haber provocado la desaparición de la megafauna en Sudamérica, pero las causas y la dinámica de la extinción de esas especies gigantes eran difíciles de determinar hasta ahora. En este caso, también se encontraron fragmentos de herramientas de piedra con las que se presume que los cazadores mataron y despellejaron al animal.
Aunque en esa parte del mundo abundan los fósiles de perezosos terrestres gigantes, estos especialistas destacan que Campo Laborde es el único lugar confirmado donde se habrían producido matanzas de esa especie en toda América. Asimismo, señalan que el hombre contribuyó a la rápida extinción de la megafauna sudamericana, dado que el lapso de tiempo entre la llegada de los humanos a esa región (hace 14.500 años) y la desaparición de los animales gigantes se dio en unos 2.000 años.
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!