Un equipo científico ha observado por primera vez cómo 'se mueven' las moléculas de agua entre las regiones de la cara visible de la Luna con la ayuda del Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, por sus siglas en inglés) de la NASA, según han publicado en la revista Geophysical Research Letters.
Hasta hace pocos años, los especialistas creían que el satélite de la Tierra era árido y solo tenía agua en forma de acumulaciones de hielo en cráteres próximos a sus polos que nunca reciben la luz del Sol, ya que la ausencia de atmósfera y la escasa gravedad impiden la acumulación y preservación de grandes reservas.
En 2009, la sonda india Chandrayan descubrió agua en el hemisferio sur de la Luna y el vehículo espacial LRO detectó escarcha en los cráteres del polo norte y depósitos de hielo ocultos en decenas de cráteres oscuros de su superficie tres años después.
¿Cuál es su origen?
Al tratar de averiguar el origen de ese agua y por qué no se evaporó, los expertos plantearon la hipótesis de que los iones de hidrógeno del viento solar fueran la fuente de la mayor parte y, cuando la Luna pasa por detrás de la Tierra y evita esas ráfagas, esta fuente se corte. Sin embargo, la LRO observó que no disminuye en esos casos, lo que sugiere que se acumula con el tiempo y aparece por otra causa.
Michael Poston, del Instituto de Investigación del Suroeste (Texas, Estados Unidos), y sus colegas también observaron cómo las moléculas de agua presentes en la capa cercana al suelo se 'separan' de la superficie de la Luna durante la parte más cálida del día lunar: algunas se 'mueven' a los rincones más oscuros y otras desaparecen en el espacio.
"La hidratación de la Luna resulta difícil de medir desde la órbita, debido a la forma compleja en que la luz se refleja" en su superficie y, mientras "investigaciones anteriores reportaron que las cantidades de moléculas de agua que saltaban eran demasiado grandes para explicarlas con procesos físicos conocidos", Poston está "entusiasmado con estos últimos resultados" porque la cantidad interpretada "es consistente con lo que indican las mediciones de laboratorio" y muestra que "el trabajo, definitivamente, vale la pena".
Así, esta investigación "ayuda a comprender el ciclo lunar del agua" y, en última instancia, permitirá "aprender la accesibilidad" a ese recurso vital que los humanos puedan tener en futuras misiones a la Luna, ha detallado Amanda Hendrix, científica principal del Instituto de Ciencia Planetaria y autora principal del documento.