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Las cuerdas musicales 'made in Ecuador' que por años se vendieron como hechas en Alemania y EE.UU.

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Una campaña que invita a "valorar el producto ecuatoriano" ha permitido la aceptación de parte de los clientes, que antes preferían la mercancía extranjera.
Las cuerdas musicales 'made in Ecuador' que por años se vendieron como hechas en Alemania y EE.UU.

Cifuentes Strings es una empresa ecuatoriana que fabrica cuerdas para distintos instrumentos musicales desde 1941, pero solo desde hace un par de años sus empaques cuentan con el distintivo 'hecho en Ecuador'.

La historia de esta empresa familiar se remonta a 1906, cuando Arturo Cifuentes Orozco, de apenas 16 años, vio la oportunidad de importar ciertos productos y venderlos en el país. "Comenzó a traer papel tapiz italiano y otras cosas de Europa y ya en 1921 tenía un bazar en Quito", cuenta su nieto y ahora gerente general de Cifuentes Strings, Juan David Cifuentes.

"También empezó a traer accesorios musicales, porque a él le gustaba el piano y era guitarrista", añade, y explica que en los siguientes 20 años se priorizó la importación de instrumentos musicales.

En 1941 nace la fábrica. "Trajo las primeras máquinas alemanas para hacer cuerdas", tanto para bandolín, que se usa mucho en Ecuador, como para otros instrumentos de la época, dice Cifuentes. Señala que comenzó con "cuerdas de acero, sin entorchar". A los primeros productos le puso el nombre de "campana alemana", una mezcla de la 'bell Brand' estadounidense con el origen de la materia prima, que era traída de Alemania.

"Mi abuelo consideró que si ponía que la cuerda era hecha en Ecuador nadie le compraría; entonces fabricó desde 1941 cuerdas al granel sin marca o les puso 'hecho en Alemania'", precisa el joven, y dice que "ahí nace la pasión" del señor Arturo por hacer cuerdas.

Empresa consolidada, segunda generación

El padre de Juan David, también llamado Arturo, se integró a la fábrica en 1957, a los 17 años, e incentivó a su progenitor a incluir otros modelos de cuerdas, como las entorchadas en nylon, para lo cual adquirieron nuevas máquinas.

"Ya no se ofrecía solo la cuerda de acero, que era para el bandolín, la guitarra clásica (que no es muy usual, pero en Ecuador se usa en las fiestas de San Juan), sino que sumaron las entorchadas en nylon", dice Cifuentes.

La fábrica se consolida. Pero en 1974 muere el señor Arturo, el fundador de la fábrica, y su hijo "toma la posta", explica Juan David. Para entonces, además de las cuerdas, ofrecían vitelas (pieza pequeña, delgada y firme, generalmente en forma de triángulo, que se usa para tocar la guitarra y otros instrumentos) y uñetas.

A diferencia del fundador, quien importaba la materia prima de Alemania, Arturo hijo decidió traer material también de EE.UU. "Mi padre empezó a ver un poco más amplio el mercado (…) sacó un producto que se llamaba 'De Orozco, hecho en Ecuador' y no vendió nada", explica el entrevistado. Por ello, mantuvo el sello de hecho en el extranjero.

El padre de Juan David consagró la fábrica y compró, en 1984, maquinaria adicional para hacer cuerdas entorchadas en acero. Para esa fecha, la compañía familiar recibió un galardón: la empresa alemana WOBA, que proporcionaba la maquinaria, reconoce a Arturo Cifuentes entre los más importantes fabricantes de cuerdas del mundo y como uno de los más antiguos.

"Luego mi padre sacó una marca que fue muy vendida acá, que se llamó 'La hispánica de bandolín'", a la que también le puso 'hecha en Alemania'. Aunado a ello, comercializó 'La Ibañez', en honor a la guitarra japonesa 'Ibanez'. "Esos dos productos se vendieron muy bien en la época de 1980 y 1990", dice Juan David.

Retomar tras la crisis

En marzo de 1999, sucedió en Ecuador el denominado 'feriado bancario', en el que se suspendieron las operaciones bancarias y se congelaron cuentas a los clientes. Luego, a principios del 2000, se dolarizó el país, es decir, se decretó como moneda oficial el dólar, en lugar del sucre que regía hasta ese momento.

"Con el feriado bancario, la dolarización, toda la crisis, la inflación... llegó un momento en que mi padre no pudo sostener la empresa y tuvo que cerrar", narra Juan David. De seis máquinas, comenzó a operar solo una, para clientes específicos, hasta el año 2010.

El joven cuenta que "por suerte, las máquinas fueron embodegadas" y, en 2014, él decidió probar en la empresa, inspirado en un documento que había escrito su padre, en el que les daba todas las claves del negocio si en algún momento decidían retomarlo.

"Desempolvé las máquinas y me puse a investigar las materias primas y todo lo que mi padre me decía", afirma. Comenzaron a importar nuevamente la materia prima, como el acero y el nylon, y en Quito realizaban todo el proceso para obtener la cuerda.

Valorar lo hecho en Ecuador

En 2015 nació Cifuentes Strings, pero esta vez como una marca nacional, ecuatoriana, con el sello de 'hecho en Ecuador'.

Juan David tuvo una visión más amplia y diversificó los productos a ofrecer. De los cuatro tipos de cuerda que fabricaban su abuelo y su padre, ahora la producción se ha extendido a 56 opciones. Para su elaboración, mantiene el proceso heredado, que es "semiautomático, cada cuerda es hecha a mano con la asistencia de una máquina".

Además, ofrecen cuerdas personalizadas, más allá de los calibres estandarizados de la industria, "las que adquiere todo el mundo".

El gerente de Cifuentes Strings señala que para que su producto nacional sea aceptado por los clientes, se han visto favorecidos por la fuerte campaña que se ha hecho en los últimos cinco años que invita a "valorar el producto ecuatoriano", que es "valorarse a sí mismo".

"El empresario, el emprendendor, el negociante y el mismo consumidor cada vez es más consciente de que lo que hace es valioso, por eso valora más lo que está hecho aquí", enfatiza Cifuentes.

Los productos que ofrecen ahora son para guitarras clásicas, eléctricas y acústicas; guitarra de 12 cuerdas, conocida como sixtillo; ukelele en sus cuatro opciones: concierto, barítono, tenor y soprano; seis tipos de juegos en requinto, convirtiéndose en "la fábrica que más opciones da para este instrumento"; bajos, bandolín, entre otros instrumentos folclóricos latinoamericanos.

Actualmente, cuenta Juan David, trabajan para reemplazar un insumo que importan de Suiza por tagua ecuatoriana (la semilla de una palma, conocida como nuez de marfil o marfil vegetal), una 'bolita' que se le añade a las cuerdas. "La idea es que seamos autosuficientes, apoyemos a una comunidad que produce tagua y, adicionalmente, reduzcamos el impacto al medio ambiente", dijo.

Edgar Romero G.

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