Un informe sobre las perspectivas globales de las políticas ecológicas difundido esta semana en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medioambiente que se celebra en Kenia abunda en estimaciones críticas hacia la lucha que los gobiernos han desarrollado hasta ahora para salvar el planeta.
"Las proyecciones futuras indican que los avances son demasiado lentos para alcanzar las metas, o que incluso progresan en sentido equivocado", dice el documento en referencia a los objetivos establecidos para los años 2030 y 2050 en varios acuerdos internacionales.
Los expertos se enfocaron en las distintas formas de contaminación de la naturaleza, la deforestación, la degradación de los suelos y el cambio climático (en parte originado por los problemas anteriores), haciendo hincapié en el problema creciente de la basura. Así, el texto recoge algunos casos recientes de derrumbes mortales producidos en vertederos, como la avalancha de residuos que mató a 115 personas en Etiopía en 2017 y otro episodio similar ocurrido en Mozambique en 2018 que acabó con la vida de 16.
Agua de muerte e infecciones
Gran parte de los problemas del planeta provienen de factores como la propagación de sustancias contaminantes por tierra y mar, la fabricación de plásticos, el fracaso del desarrollo sostenible o una protección medioambiental ineficaz. "Mejorar la gestión de los desechos, incluido el reciclaje y la gestión de la vida útil, es la solución a corto plazo más urgente para reducir los vertidos de basura a los océanos", señala el informe.
Los expertos advierten que la calidad del agua ha empeorado significativamente desde 1990 debido a la contaminación orgánica y química con patógenos, fertilizantes, plaguicidas, sedimentos, metales pesados, desechos plásticos y otros elementos. Si no se adoptan contramedidas eficaces, las enfermedades humanas originadas por infecciones resistentes a los antibióticos pueden convertirse en una de las principales causas de muerte por enfermedades.
"Es necesario adoptar medidas urgentes a una escala sin precedentes para detener y revertir esta situación y proteger así la salud humana y ambiental", afirman los autores, que recuerdan que la basura marina, compuesta entre otras cosas por plásticos y microplásticos, abunda en todos los océanos y a todas las profundidades.
Zonas urbanas en vez de bosques
Por otro lado, aunque la deforestación se ha ralentizado, admiten los expertos, esta sigue avanzando en todo el mundo. La tendencia tiene una dimensión especial para América Latina: según estimaciones del 2018, el ciclo hidrológico en la cuenca del Amazonas alcanzará un punto de inflexión crítico cuando la deforestación alcance allí el 20-25 % de la masa forestal original. Actualmente, esa cifra ronda ya el 17 % y la tala y otras formas de destrucción de árboles siguen desarrollándose en la región.
Las aglomeraciones urbanas han crecido en el mundo hasta representar en el 2015 el 7,6 % de la superficie terrestre mundial, cuando en 1975 este porcentaje era del 2,5 %. Esta propagación afecta, entre otras cosas, al ciclo hidrológico y a las funciones del suelo, al tiempo que provoca islas térmicas en las zonas urbanas.
Entre las sugerencias de los autores para reducir la deforestación figura una tecnología innovadora que convierte la basura plástica en un sustituto de la madera.
Cambio climático
Responder al calentamiento global sigue siendo una prioridad para los expertos de la ONU. El fenómeno afecta ampliamente al medio ambiente, la economía y la sociedad, al tiempo que pone "en peligro los medios de subsistencia, la salud, el agua, la seguridad alimentaria y energética de las poblaciones". A su vez, ello "agudiza la pobreza, la migración, el desplazamiento forzado y el conflicto".