El cóndor andino es el ave nacional de varios países de Sudamérica, entre ellos Ecuador, que incluso tiene la figura de este animal en su escudo de armas.
Sin embargo, el cóndor andino, de la familia de los 'cathartes', que son básicamente necrófagos —se alimentan de animales muertos—, está bajo amenaza de desaparecer en el territorio ecuatoriano.
Según un censo realizado en 2018, apenas se contabilizaron 150 ejemplares en todo el país, explica en entrevista con RT Fabricio Narváez, coordinador del proyecto de investigación y monitoreo ecológico de este animal y miembro de la Fundación Cóndor Andino del Ecuador.
En los últimos meses, las alarmas se han encendido. De acuerdo a Narváez, entre diciembre de 2018 y febrero de 2019 se calcula que posiblemente murieron alrededor de 15 cóndores, al menos 10 por envenenamiento, entre ellos una hembra que había sido marcada por la fundación para su monitoreo.
El especialista cita un estudio realizado en 2015, en el que se determinó que, según la dinámica de los cóndores y las amenazas externas, este animal podría extinguirse en 60 años. No obstante, al ritmo actual, "se podría acabar con la población del cóndor andino en un año".
El rol del cóndor en los ecosistemas
"El cóndor andino ha estado presente en la cultura de todos los andes, incluyendo la ecuatoriana, a lo largo de milenios. Es una especie emblemática, porque ha tenido su cabida dentro de toda la idiosincrasia de nuestros pueblos", dice Narváez, y señala que sus ancestros le "tenían un respeto increíble, dándole una posición bastante importante dentro de su cosmovisión".
De acuerdo al especialista, el cóndor andino, cuya expectativa de vida está entre los 75 y 85 años, cumple un rol importante dentro del medio ambiente. Su función es la de limpiar los ecosistemas de los residuos o desechos orgánicos. "Limpian los cadáveres y dinamizan todos los procesos de descomposición y mantienen, básicamente, ese equilibrio sanitario dentro de los ecosistemas", explica.
"La conservación del cóndor no solamente termina beneficiando a la especie, sino que, en general, puede ayudar a conservar grandes áreas de ecosistemas y a toda la cadena de animales que viven dentro", enfatiza.
Sin embargo, el respeto por este "símbolo" que tenían los ancestros ecuatorianos empieza a perderse "desde la colonización" de los españoles, cuenta Narváez. De ser "visto como un dios, que traía el bien y se llevaba las almas", pasó a ser considerado "simplemente como un buitre gigantesco que ataca al ganado, que son feos, que dan miedo, que asustan", y ahí —dice— "empezaron los procesos de cacería".
Las amenazas al cóndor
Narváez enumera cinco amenazas contra el cóndor andino en territorio ecuatoriano.
- Pérdida y deterioro del hábitat
Entre la pérdida y deterioro del hábitat están los incendios forestales en los páramos, la minería, colocación de obstáculos —como el tendido eléctrico— y la expansión de la frontera agrícola, que tiene que ver con el cambio del uso del suelo y monocultivos que afectan las actividades en los páramos.
- Cacería ilegal
La cacería ilegal "es un proceso que se viene dando de manera recurrente", dice Narváez, quien considera que "hay muchas razones para que esto se dé", incluyendo "los misticismos que hay sobre la especie y la exageración respecto al ataque al ganado".
- Envenenamiento
"En este caso viene a ser un problema bastante grave porque, a diferencia de los otros que pueden afectar de manera individual o más lentamente a las poblaciones de cóndores, es una amenaza que produce muertes masivas", menciona Narváez.
Así, explica que a una carroña que esté envenenada puede llegar desde un cóndor hasta 20 o 30. En este sentido, recordó lo ocurrido en la Patagonia de Argentina en octubre del año pasado, donde fueron encontrados 23 cóndores muertos.
Según Narváez, hay envenenamiento dirigido expresamente a los cóndores, por las mismas razones de la cacería; pero también consumen veneno puesto a otros animales.
- Perros "ferales"
"Los perros 'ferales' hay que tomarlos como una amenaza independiente", dice Narváez, en referencia a cánidos salvajes y feroces "que están invadiendo todo el hábitat silvestre y son un problema para varias especies".
"Es un problema sumamente grave que aquí en Ecuador no se está atendiendo [...] va en incremento", menciona el especialista, y explica que estos animales salvajes suelen tomarse las carroñas y no permiten que otros animales, como el cóndor, se alimenten; además, de atacarlos constantemente.
- Falta de alimentos en las áreas protegidas
El sistema nacional de áreas protegidas es "insuficiente" para la conservación de la especie, pues apenas representa un máximo de 25 % del hábitat utilizado por los cóndores en Ecuador.
Además, de esas áreas extraen de golpe el ganado y deja de ser un espacio donde los cóndores buscan alimentos y ello los conduce a las zonas privadas, "donde hay un mayor conflicto entre el hombre y la especie", explica Narváez.
Población cerrada
El entrevistado menciona que la situación de este animal en Ecuador se agrava porque se trata de una "población cerrada", es decir, no trasciende las fronteras a Colombia ni a Perú, donde hay especies similares. "Eso demuestra que no tenemos un flujo genético con las poblaciones de cóndores de esos países", señala.
El especialista explica que "para que una población cerrada se considere saludable y viable, debería tener al menos unas 700 parejas reproductivas"; en Ecuador, la fundación que investiga al cóndor considera que apenas llegan a 40.
El cóndor es un animal ovíparo y su reproducción es lenta. La hembra pone un huevo, para tener crías, cada dos o tres años, según dice Narváez; aunque, en el monitoreo que realiza la fundación han observado a una pareja que ha logrado reproducirse anualmente.
Además, el censo de 2018 demostró que la estructura poblacional del cóndor andino en Ecuador está desequilibrada. "Tenemos un número de individuos inmaduros [que aún no llegan a la edad reproductiva] que es mucho menor que la de individuos adultos", afirma el entrevistado. Esto los ha llevado a pensar que o "existe una alta tasa de mortalidad de cóndores inmaduros o que simplemente no se están reproduciendo las parejas de manera adecuada".
Monitoreo constante
La Fundación Cóndor Andino de Ecuador ha sido la que ha tenido la iniciativa de monitorear a las aves que aún quedan en el país.
A algunos de estos ejemplares les han colocado bandas alares, que tienen solamente un número, y rastreadores satelitales. "Estos aparatos tienen menos del 3 % del peso corporal del animal, es decir, no afectan en nada", dice Narváez.
Los dispositivos "nos muestran la supervivencia, la dispersión del animal y los récords de vida que han alcanzado", menciona. Además, pueden ver cómo van cambiando de juveniles a adultos y por dónde se van desplazando.
La fundación, explica Narváez, en sus investigaciones ha determinado que "hay una actividad de retroceso —por la característica de ser una población cerrada— que se conjuga con las amenazas" y que está afectando cada vez más a las poblaciones silvestres del cóndor andino en Ecuador.
Edgar Romero G.
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