Los reguladores europeos y canadienses planean realizar sus propias revisiones de una nueva actualización de seguridad para los Boeing 737 MAX, en lugar de depender únicamente de la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) de EE.UU., informa AP.
Es probable que la decisión, por un lado, demore la reanudación de los vuelos de aeronaves de ese modelo tras los dos recientes accidentes en Indonesia y Etiopía, y por otro lado, podría socavar la reputación de la FAA en todo el mundo, según señala la agencia.
Boeing espera que para el lunes finalice una actualización del 'software' que pueda apuntar automáticamente hacia abajo el morro del avión en algunas circunstancias para evitar la entrada en pérdida (disminución súbita en alguna medida de la fuerza de sustentación que genera la corriente incidente sobre un perfil aerodinámico).
La FAA, por su parte, espera certificar las modificaciones y los planes de Boeing para la capacitación de pilotos en abril o mayo, según reseña el medio citando fuentes anónimas. Sin embargo, el cumplimento de esos planes ahora está en duda.
Regulaciones en el país de fabricación
Por acuerdo internacional, los aviones deben estar certificados en el país donde se construyen. Los reguladores de todo el mundo casi siempre aceptan esa revisión. Como resultado, las aerolíneas europeas han usado los aviones de Boeing con poca revisión independiente por parte de la Agencia Europea de Seguridad Aérea, y las aerolíneas estadounidenses operan la aeronaves de Airbus sin un largo proceso de certificación separada por parte de la FAA.
Sin embargo, la práctica está siendo cuestionada ante las crecientes preguntas sobre la certificación de la FAA del MAX. Los críticos indican que la FAA confió demasiado en Boeing para resolver los problemas de seguridad y prestó atención a la necesidad de un nuevo sistema de control de vuelo automatizado en el modelo 737 MAX.
La FAA dejó que los Boeing MAX siguieran volando después de que los hallazgos preliminares de la investigación del accidente de Lion Air en Indonesia el año pasado apuntaron a problemas de control de vuelo relacionados con la falla de un sensor.
La palabra de la FAA ya no basta
La garantía de la FAA fue lo suficientemente buena para el resto del mundo hasta que se estrellara el Boeing Max de Ethiopian Airlines. Los datos satelitales sugieren que ambos aviones tenían trayectorias de vuelo similares e irregulares antes de accidentarse minutos después del despegue.
Patrick Ky, el director ejecutivo del regulador europeo, aseveró que su agencia analizará "muy profundamente, muy de cerca" los cambios que Boeing y la FAA sugieren para arreglar el avión. "Le puedo garantizar que, por nuestra parte, no permitiremos que la aeronave vuele si no encontramos respuestas aceptables a todas nuestras preguntas, independientemente de lo que haga la FAA", subrayó el funcionario.
Un mensaje similar fue expresado por el ministro de Transporte de Canadá, Marc Garneau. "Cuando el cambio de 'software' esté listo, que es cuestión de semanas, haremos nuestra propia certificación en Canadá, incluso si está certificado por la FAA", destacó.