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VIDEO: El mito detrás del equinoccio en las pirámides mexicanas de Teotihuacán

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Miles de personas acuden cada año al complejo arqueológico mexicano atraídas por la idea de "cargarse de energía", pero ¿es posible?
VIDEO: El mito detrás del equinoccio en las pirámides mexicanas de Teotihuacán

En la década de los noventa, se popularizó la creencia de que en los centros ceremoniales prehispánicos, durante el equinoccio de primavera, los indígenas del México precolombino realizaban rituales encaminados a cargarse de energía, proceso que se concretaba al ascender a la parte superior de los monumentos. Por ello, se inició una intensa campaña mediática para que la gente concurriera a estos sitios con dicho fin, sin que hasta ahora exista sustento científico.

El equinoccio de primavera no es un fenómeno visible, lo que en realidad sucede es que la distancia de la Tierra al Sol, en su órbita, provoca que ese día dure exactamente lo mismo que la noche, explica el arqueólogo Rogelio Rivero Chong, director de la zona arqueológica de Teotihuacán, un amplio complejo en los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides, Estado de México, y que solo el 21 de marzo de 2018, recibió 23.000 visitantes, en su mayoría con el fin de cargarse de energía por el fenómeno astronómico.

"No hay una manifestación lumínica o física del equinoccio, coincide en que es un día festivo en México por el natalicio de Benito Juárez y también que es el fin del invierno y la entrada de la primavera, pero en los noventas empezó una tendencia de venir masivamente el día 21 de marzo, con la idea de que la gente se podía cargar de energía, que había que recibir los primeros rayos del Sol, también los medios de comunicación exaltaron esa creencia y empezó a aumentar la visita", acota Rivero.

Sobre cómo esa creencia aumentó la afluencia a Teotihuacán, el funcionario comparte algunas cifras. "En los años ochenta y hasta 1992, el día 21 de marzo se registraban alrededor de 500 visitantes. Con la tendencia en los medios de comunicación, principalmente en la televisión, de venir a tomar energía, empieza a elevarse el número de visitantes, así, en 1993 tuvimos entre 5.000 y 6.000 y un año después, entre 15.000 y 20.000; de tal manera, para finales de 1996, teníamos 300.000 visitantes."

La Pirámide del Sol, la edificación más grande de Teotihuacán y una de las más grandes de Mesoamérica, es la parada obligada para quienes buscan llenarse de energía. Se encuentra en la llamada Calzada de los Muertos, entre la Pirámide de la Luna y la antigua ciudad en la que se asentó la cultura teotihuacana, que se remonta aproximadamente al año 400 A.C., pero tuvo su apogeo entre el año 100 y 550 D.C.

Debido a su popularidad, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), una dependencia del gobierno de México que tiene bajo su resguardo el complejo arqueológico, cerró al público el 40 % de la zona en 2005, a fin de conducir a las personas directamente a la Pirámide del Sol.

Previo a este cierre, los días 21 de marzo, la gente hacía filas de hasta 4 horas para subir a la cima; actualmente, aunque la hilera llega a ser de hasta 4 kilómetros, el tiempo de espera es de 2,5 horas. "El objetivo de las personas que vienen el 21 de marzo es subir a la pirámide; al cerrar el 40 % de la zona arqueológica, ya no permitimos que se subieran por todos lados y los conducimos directamente a la construcción, les facilitamos la subida", refiere quien ha sido dos veces director del complejo arqueológico.

En ello coincide Francisco Torres, arqueólogo y guía de turistas desde hace 23 años. "En general, el motivo por el que viene la gente es algo muy nuevo, no es una tradición prehispánica, nosotros en la investigación, les llamamos los esotéricos, la gente 'new age', pero hay que considerarlos, porque es un grupo numeroso, pero como guía, un día como hoy es difícil, porque la gente nada más viene a cargarse de energía".

Susana y Amanda deslumbran en sus vestidos blancos, caminan muy juntas, sonrientes, sobre la Calzada de Los Muertos, mientras a su costado, un grupo de vendedores de artesanía lamenta las bajas ventas. "Así estaba el año pasado, bien tranquilo, pero mañana es el mero día (el 21)", intenta consolar una mujer a sus compañeros, quienes forman parte de los 456 comerciantes registrados en un padrón –cerrado hace 30 años– para ofertar sus productos al interior de Teotihuacán.

El valor del sitio

Los vestigios de la ciudad prehispánica de Teotihuacán fueron declarados en 1987 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es el sitio arqueológico más visitado en México.

En 2018, recibió 5 millones de visitas con un costo de acceso de 4 dólares (75 pesos) y los domingos con libre acceso.

Tan solo el domingo pasado se registraron 50.000 visitas y se prevé que este 21 de marzo, pese a ser un día laboral, acudan 40.000 personas. "No es lo mismo que venir en domingo y sí ha cambiado la perspectiva de la visita, esa tendencia que hubo en los años noventa de venir a recibir vibras y energía, ha ido disminuyendo, pero las personas que vienen el 21 de marzo son los creyentes de 'hueso colorado' [una expresión usada en México para referirse a una pasión desmedida]", destaca el funcionario.

'El lugar donde los hombres se convierten en dioses', como se le conoce a Teotihuacán, llegó a tener una extensión de 23 kilómetros cuadrados y entre 150.000 y 200.000 habitantes.

"Teotihuacán tiene muchos valores, su valor arqueológico es que representa la primera ciudad-estado en el continente americano, es decir tenía una organización social segmentada, jerarquizada, ayuda a entender cómo se forma un estado-nación, a partir del estudio de esta ciudad-estado de hace 2.000 años", resalta Rivero al preguntarle sobre la importancia del sitio.

Además, apunta, está la riqueza gastronómica, cultural y en tradiciones de los ocho barrios que rodean al complejo arqueológico, pero que no "se han sabido explotar".

Hay varias investigaciones en proceso, a retomarse en un par de meses, como la de El Túnel de la Serpiente Emplumada, cuyo descubrimiento ha ayudado a ahondar en la historia de la ciudad, que fue destruida y abandonada probablemente por los mismos teotihuacanos y siglos después habitada por los aztecas.

A la fecha, hay 273 hectáreas abiertas al público que pueden visitarse en 3 horas, si se hace de manera apresurada, o 7 horas para quien buscan hacerlo de manera más profunda.

Un guía local, como Francisco, cobra 32 dólares (600 pesos) la hora en tours privados. "Los sitios abiertos al público los puedes conocer en 14 horas, dividas en dos días, para quien quiere conocer a fondo, aunque un tour básico puede durar 2 horas", explica.

Recibir los primeros rayos del Sol

El equinoccio de la primavera de 2019 se registró este 20 de marzo a las 15:58 horas (local) y, para quienes ascendieron los 238 escalones para llegar a la cima de la Pirámide del Sol, parece haber concluido seis minutos después, cuando intentaron bajar a prisa la escalinata que originalmente contaba con 260 peldaños, que correspondían a 52 escalones por cada sol o era.

Sin embargo, para algunos visitantes como Sofía, una adulta de la tercera edad de la ciudad de Monterrey (en el estado de Nuevo León, norte de México) y quien visitaba por primera vez las pirámides, fue un poco decepcionante.

"Vengo por el equinoccio, pero creí que habría rituales o algo, pero me dicen que hasta mañana, aunque el equinoccio es hoy… Esperaba que hubiera más cosas", repite con voz desencantada, mientras busca a su familia con la mirada.

"Aquella vez, José subió descalzo", cuenta un joven a un amigo; están sentados en la cima de la pirámide. Y es que la idea de cargarse de energía impulsa el ascenso, aún en muletas, como lo hace un joven proveniente de una entidad vecina.

En la cima, basta con cerrar los ojos, respirar, estirar las manos al cielo y confiar. "Piensa en qué estás mal, y sácalo, primero sácalo", aconseja una mujer que hace de guía espiritual ante un pequeño grupo de personas.

Ahí, en la cima, la magia parece suceder dentro de cada uno, en grupos, de manera individual, en muchas lenguas. "Ve cómo se forma una paloma, ahí donde está el Sol", dice un hombre de mediana edad a su familia mientras señala con el brazo.

"Desde que llegué por primera vez como director, hace 15 años, siempre hemos dicho que la gente puede sentir lo que quiera en Teotihuacán. A principios del siglo 21, se decía que iba a venir un ovni y que se iba a llevar a algunas personas, por el cambio de milenio, y si aquí sientes que viene el ovni por ti, estás en todo tu derecho de sentirlo", concluye Rivero, al preguntarle sobre si la "carga de energía" es un mito.

Junto a esta idea también ha prevalecido –sobre todo entre los mexicanos–, la creencia de que las grandes culturas antiguas fueron ayudadas por extraterrestres, pues sus conocimientos matemáticos y astronómicos fueron tan precisos que no pudieron lograrlo solos. Sin embargo, el INAH lanza una advertencia a quienes visitan Teotihuacán: "Afirmar que recibieron auxilio de marcianos, sería subestimar a nuestros antepasados y creer que no eran capaces de hacer maravillas".

Paola Morales

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