Facebook no permitirá en sus páginas "alabar, apoyar y representar el nacionalismo y el separatismo de los blancos", informa un comunicado publicado por la red social este miércoles. La nueva política se aplica también a Instagram, detalla el texto.
Originalmente, explica el comunicado, temas como el orgullo estadounidense o el separatismo vasco eran considerados por esa compañía como una parte importante de la identidad de la gente. Sin embargo, esa opinión ha cambiado en los últimos tres meses.
"Nuestras conversaciones con miembros de la sociedad civil y académicos expertos en relaciones raciales en todo el mundo han confirmado que no se pueden separar efectivamente el nacionalismo y el separatismo de los blancos de la supremacía blanca y de los grupos de odio organizado", dice el texto.
La nueva redacción de las políticas de la compañía sobre personas y organizaciones peligrosas puso de relieve el "solapamiento" entre las mencionadas ideologías, indica el mensaje.
El gigante digital promete que, en lo sucesivo, a las personas que busquen términos asociados con la supremacía blanca las dirigirá a recursos que ayudan a dejar atrás los grupos de odio, como, por ejemplo, Life After Hate, organización creada por antiguos extremistas.
Extremismo en las redes
La decisión surge a la luz de los recientes tiroteos en Nueva Zelanda contra una mezquita y un centro islámico. La primera ministra de ese país, Jacinda Ardern, calificó como "positivo" que la red social haya prohibido estas categorías, pero apuntó a que debió haberlas incluido en su lista negra mucho antes de que un terrorista acabara con la vida de medio centenar de personas en el país oceánico mientras lo transmitía en vivo a través de Facebook.
Esta medida, sin embargo, no obedece a ningún cambio en la legislación de EE.UU., donde la Primera Enmienda —que defiende la libre expresión— complica el establecimiento de regulaciones sobre las redes sociales, según subrayan expertos. Múltiples organizaciones han alzado la voz respecto a este tema, opinando que las compañías tecnológicas mantienen una política parcial en cuanto a lo que se permite o se prohíbe en sus plataformas.
En enero de 2018, el grupo de derechos humanos Muslim Advocates (Defensores Musulmanes) publicó una carta abierta en la que expresó indignación porque los ejecutivos de YouTube, Facebook, y Twitter que habían testificado ante el Senado estadounidense en cuanto al terrorismo en las redes sociales no realizaron "casi ninguna mención sobre las acciones violentas de los supremacistas blancos".
Ahora, otros críticos de las políticas no reguladas de estas compañías apuntan a que redes sociales como Facebook e Instagram se pueden considerar como un caldero de extremismo, pues exponen a menores de edad a contenido que incluye memes extremistas, desinformación y teorías de la conspiración.