Unos 500 años antes que los incas, una antigua civilización ya realizaba ofrendas rituales a dioses sobrenaturales cerca de la isla del Sol, ubicada en el lago Titicaca de Bolivia, según un estudio realizado por un equipo internacional de científicos cuyos resultados han sido publicados esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Los autores de la investigación sugieren que la religión organizada surgió en la región mucho antes de lo que se creía.
"La gente a menudo asocia la isla del Sol con los incas porque fue un lugar de peregrinación importante para ellos y porque dejaron atrás numerosos edificios ceremoniales y ofrendas en y alrededor de esa isla", dijo el antropólogo José Capriles de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.).
"Nuestra investigación muestra que las personas de [la antigua cultura boliviana] de Tiwanaku, que se desarrollaron en el lago Titicaca entre 500 y 1100 d. C., fueron las primeras personas en ofrecer artículos de valor a las deidades religiosas en la zona", una región adonde los incas no llegaron hasta alrededor del siglo XV.
En las excavaciones submarinas llevadas en las cercanías de la isla del Sol se encontraron ofrendas rituales que consistían en quemadores de cerámica felina para incienso, adornos de oro, conchas y piedras lapidarias, así como evidencia de sacrificios de animales.
"Los hallazgos, y especialmente los quemadores de incienso de cerámica con forma de puma, son significativos porque nos ayudan a obtener una compresión más amplia del comportamiento ritual y la religión del estado de Tiwanaku, una sociedad que precedió a los incas por varios cientos de años", dijo por su parte Christophe Delaere, coautor del estudio.
Por otro lado, los investigadores consideran que las ofrendas religiosas encontradas fueron hechas intencionalmente para ser sumergidas bajo el agua.
"La presencia de anclas cerca de las ofrendas sugiere que las autoridades oficiantes pudieron haber depositado las ofrendas durante los rituales llevados a cabo desde botes", comentó Capriles, para quien la isla del Sol probablemente era importante para la gente de Tiwanaku debido a su belleza natural, pero también por su ubicación en el centro de las montañas de los Andes.
"Era un lugar estratégico y cargado de rituales", y "las ofrendas rituales que hicieron aquí demuestran la transición de las sociedades de sistemas religiosos más locales a algo que tenía un atractivo geopolítico y espiritual más ambicioso", destacó.
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