Libia vive desde este 4 de abril un nuevo escalamiento de la confrontación entre el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), encabezado por el mariscal de campo Jalifa Haftar, y las fuerzas del Gobierno de Acuerdo Nacional (GAN), de Fayez al Sarraj, creado en 2015 como órgano de transición y respaldado por la ONU.
Estas dos fuerzas han estado en una continua lucha por el poder desde el derrocamiento de Muammar Gaddafi en 2011 y la intervención militar extranjera. Según datos del proyecto Misión Especial de Observación en Libia (SMML), el GAN controla aproximadamente un 6,5 % del territorio del país, mientras que la Cámara de Representantes de Libia, que opera desde 2014 con sede en la ciudad de Tobruk y a la que apoya Jalif Haftar, controla más del 77 % del territorio nacional.
El pasado jueves, en vísperas de una conferencia nacional patrocinada por la ONU para abordar la celebración de elecciones entre todas las facciones y buscar una salida al estancamiento político de Libia, Jalifa Haftar anunció el inicio de una ofensiva para tomar control de Trípoli y "liberarla" de "milicias y terroristas".
En su declaración, Haftar se comprometió a proteger a los extranjeros y civiles y garantizó su seguridad a los que depongan las armas ante sus tropas. Horas antes ya estas habían retomado la ciudad de Garian, a unos 100 kilómetros al sur de Trípoli. Por su parte, el portavoz del LNA, Ahmed Mismari, afirmó que no quieren Trípoli "por poder o dinero", sino para restaurar "la dignidad".
En respuesta al movimiento de Haftar, Al Sarraj cerró todos los puertos y las entradas a la capital libia "para responder a cualquier ataque inminente" contra ella. Además, ordenó a sus fuerzas "hacer frente a cualesquiera amenazas que tengan como objetivo perturbar la paz en cualquier parte del país".
También autorizó llevar a cabo ataques aéreos con el fin de repeler la agresión de "quienquiera que amenace las vidas de los civiles o instalaciones vitales".
Reacción de la ONU
En el marco de los preparativos para la conferencia de paz, prevista para el 14-16 de abril en Gadamés (a casi 600 kilómetros al sudoeste de la capital), el secretario general de la ONU, António Guterres, se encontraba en Trípoli y reaccionó a la escalada de tensiones con un llamado al diálogo entre las partes, subrayando que "no hay una solución militar" para los problemas de Libia. A través de su cuenta de Twitter, instó a la "calma y la moderación".
Al día siguiente, tras una sesión de emergencia a puertas cerradas para abordar la escalada de tensiones en Libia, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a las fuerzas del Ejército Nacional Libio a "detener todas las actividades militares". Guterres, por su parte, con esperanza de influir en la situación, se dirigió el mismo 5 de abril a la ciudad de Tobruk, donde se encuentra la residencia Haftar. Tras las conversaciones, tuiteó que salía de Libia "con un peso en el corazón y profundamente preocupado". Aun así, expresó su esperanza de que "todavía sea posible evitar una confrontación sangrienta en Trípoli y sus alrededores".
En estos momentos las tropas de Haftar se están dirigiendo hacia Trípoli desde varios lados; el Ejército Nacional Libio logró llegar a los suburbios de la capital y tomar varios asentamientos. El 6 de abril el aeropuerto internacional de Trípoli (que no funciona desde el 2014) fue tomado por las fuerzas de Haftar.
En un intento de recuperar el control de esas instalaciones, la Fuerza Aérea del Gobierno de Acuerdo Nacional emprendió allí ataques contra las tropas de Hafrar, al igual que en las afueras de Trípoli. En respuesta, Haftar declaró los territorios bajo su control como zona de exclusión aérea y ordenó a su defensa aérea derribar blancos aéreos enemigos. Para la noche del sábado, el ataque del GAN fue rechazado con éxito, según los comandantes de las tropas de Haftar. Además, anunciaron que el Ejército Nacional Libio había retomado el punto de control en la carretera que conecta Trípoli con Túnez, con el que se había hecho el Ejército de Sarraj el día anterior.
Volcán de Ira
El 7 de abril, el Gobierno de Acuerdo Nacional de Fayez al Sarraj anunció el inicio de la operación militar Volcán de Ira, contra las fuerzas de Haftar. Para esta fecha, los enfrentamientos entre las fuerzas opositoras se saldaron con al menos 32 muertos y cerca de 50 heridos. La Misión de la ONU en el país exigió una tregua de dos horas, en Trípoli, para evacuarlos. Más tarde, un portavoz del Ejército Nacional Libio aseguró que la contraofensiva de Al Sarraj había fracasado.
"Debido al aumento de los disturbios en Libia" y "en respuesta a las condiciones de seguridad sobre el terreno", el Comando África de Estados Unidos (Africom) anunció ese mismo día la retirada temporal de sus tropas desplegadas en el país africano. La India también retiró de Libia a sus efectivos, que había enviado en calidad de fuerzas de paz. Por su parte, Italia por el momento no tiene previsto retirar a los 400 militares que mantiene en el país.
Ataque al aeropuerto
En continuación de los enfrentamientos, este 8 de abril las fuerzas del Ejército Nacional de Libia atacaron el aeropuerto de Mitiga, localizado a unos 11 kilómetros de Trípoli. El ataque aéreo fue perpetrado por un avión militar del LNA. Mitiga ha sido el único aeródromo utilizado en Trípoli para vuelos a otros países desde que el aeropuerto internacional fue destruido en 2014.
Como resultado del ataque, las autoridades libias decidieron cerrar el aeropuerto de Mitiga y lo evacuaron, pero para el final de la jornada fue puesto de nuevo en funcionamiento.
El representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, condenó este lunes el bombardeo perpetrado por el LNA contra ese aeropuerto, al tacharlo de "una grave violación del derecho internacional humanitario, que prohíbe los ataques contra la infraestructura civil".
Además, desde las Naciones Unidas han expresado su decepción por la falta de reacción de las partes en conflicto ante su llamado a una tregua de dos horas en Trípoli para evacuar a los heridos. El portavoz del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo a AP que "una tregua es un requisito previo para garantizar la oportunidad de que los atrapados en los combates en Trípoli salgan de la ciudad y vayan a zonas más seguras y también para evacuar a los heridos". Según las estimaciones de la ONU, citadas por Dujarric, la escalada de la situación en la capital y sus alrededores ha obligado a unas 3.400 personasba abandonar sus hogares, y también bloqueó el acceso de los servicios de emergencia para los civiles.
¿Por qué ahora?
La ofensiva del Ejército Nacional de Libia contra Trípoli puede representar un intento de fortalecer la posición de Haftar en vísperas de la conferencia nacional de paz en Gadamés, dijo a TASS Grigori Lukyánov, experto del Club Internacional de Debates Valdái (una plataforma de discusiones que se celebra anualmente en distintas ciudades rusas).
Si la ofensiva de Haftar acaba con la toma de objetivos capitalinos claves, durante la celabración de la conferencia nacional "podría recibir al menos una ventaja indiscutible sobre sus oponentes y críticos, y como máximo lograr el reconocimiento de los resultados de su operación militar por parte de representantes de todas las regiones del país y observadores extranjeros", opina el expreto.