Un equipo de investigadores de la Universidad de Cincinnati (EE.UU.) y de la Universidad de Geociencias de China ha encontrado una fuerte evidencia de que el evento en la historia de la Tierra conocido como la Gran Mortandad, la mayor extinción masiva jamás ocurrida, fue causado por las erupciones de volcanes. El estudio con las conclusiones fue publicado en la revista Nature Communications.
La extinción masiva del Pérmico-Triásico, ocurrida hace unos 250 millones de años, acabó con el 95 % de las especies marinas y el 70 % de vertebrados terrestres. Pese a que se barajan diferentes hipótesis, su causa exacta no ha sido todavía aclarada por la ciencia.
Según recoge el portal Science Daily, el grupo de científicos liderado por Jun Shen encontró en el registro geológico de la época un aumento en el mercurio en casi una docena de regiones del mundo, lo que, según afirman, representa una evidencia de que el cataclismo fue causado por volcanes. Según explican, las erupciones inflamaron vastos depósitos de carbón, liberando vapor de mercurio en la atmosfera que finalmente llovió y acabó en los sedimentos marinos del planeta.
"El asesino número uno"
Los investigadores sitúan estas erupciones en el sistema volcánico de los llamados traps siberianos, ubicados en la actual Rusia. Estos eventos fueron frecuentes y duraderos, prolongándose durante un período de cientos de miles de años y liberando tanto material en el aire que las temperaturas se elevaron en unos 10 grados centígrados en el planeta. El clima más caliente, la lluvia ácida y el calentamiento del agua fueron nombrados por los especialistas como los principales responsables de la extinción.
El profesor Thomas Algeo señala que los investigadores todavía se preguntan qué es lo que resultó lo más dañino. "Las criaturas adaptadas a ambientes más fríos no tendrían suerte. Así que mi conjetura es que el cambio de temperatura sería el asesino número uno. Los efectos serían agravados por la acidificación y otras toxinas en el medio ambiente", sostuvo.
Además, subrayó como un factor importante que las erupciones ocurrieron en un periodo de tiempo prolongado. "Lo que importa no es necesariamente la intensidad, sino la duración", indicó Algeo. "Cuanto más se prolongó, más presión se ejerció sobre el medio ambiente", concluyó.