Un millar de médicos brasileños, que sustituían a los cubanos, desisten de sus puestos en áreas aisladas o problemáticas

La falta de adaptación a los lugares de trabajo o la posibilidad de ejercer en condiciones más acomodadas figuran entre las principales causas de la desistencia.

Unos 2.000 puestos de salud de comunidades indígenas, áreas aisladas, empobrecidas o peligrosas de Brasil todavía esperan por una persona formada en medicina desde que las médicas y médicos cubanos comenzaron a abandonar sus puestos del programa Más Médicos a partir de noviembre del año pasado. A pesar de que una parte de las vacantes fueron cubiertas con profesionales de Brasil, muchos han desistido en sus primeros tres meses de ejercicio.

Poco después de que Jair Bolsonaro ganase las elecciones presidenciales de octubre de 2018, su gobierno impuso ciertas condiciones al programa de desplazamiento de médicas y médicos cubanos para atender las áreas más necesitadas de Brasil. Entre las exigencias figuraba una prueba de revalidación del título universitario cubano en Brasil o que el sueldo que las autoridades brasileñas pagan fuese directamente desembolsado al profesional sin pasar por el fondo de cooperación que el Gobierno cubano administra junto con la división panamericana de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cuba, que con una parte del salario de los profesionales en el extranjero financia programas de mejorías sanitarias en la isla, rechazó las exigencias del gobierno brasileño percibidas con cierta hostilidad.

8.517 doctoras y doctores cubanos abandonaron unos puestos, de los cuales 7.120 fueron cubiertos a partir de enero por profesionales formados en Brasil. De entre ellos, unos 3.000 profesionales ya trabajaban en otros ambulatorios u hospitales del sistema de salud pública brasileño (SUS) y migraron para las vacantes de Más Médicos, que ofrecían mayores salarios debido a la dificultad de los enclaves. "En lugar de sumar profesionales, esta nueva llamada está cambiando el problema de lugar. Si un médico sale de un servicio del SUS para atender en otro lugar, deja un municipio desatendido", declaró Mauro Junqueira, presidente del Consejo Nacional de Secretarias Municipales de Salud (Conasems), en noviembre de 2018, cuando esta institución alertó de que la transferencia de algunos profesionales para el programa Más Médicos estaba generando nuevos agujeros de asistencia médica.

El resto de plazas no cubiertas por brasileños se abrieron a personas formadas en el extranjero, algunos de los cuales solo comenzaron a llegar en marzo. A día de hoy, más de 1.000 puestos todavía no han sido cubiertos y a esto se le suman ahora otras1.052 vacantes tras la dimisión de profesionales que se adhirieron al programa Más Médicos a principios de año. Uno de cada siete formados en medicina en Brasil desistió después de 90 días de trabajo, el mínimo exigido para no tener que devolver ciertos pagos extraordinarios, como el subsidio de desplazamiento. La falta de adaptación a los lugares de trabajo o la posibilidad de ejercer en condiciones más acomodadas figuran entre las principales causas de la desistencia. Las plazas de residencia de especialización en pos graduación para personal sanitario que se abren en marzo de cada año también han sido una vía de escape sin penalización para una parte de las personas brasileñas que han renunciado a sus puestos de Más Médicos. Una situación que atiza una vez más las ascuas de una crisis de atención sanitaria que deja a la intemperie a la población más empobrecida y desatendida.

"Sabemos por experiencia que los médicos brasileños no aguantan en los municipios distantes de los centros urbanos y de difícil acceso, como son las comunidades ribereñas, por ejemplo, que eran los principales locales de trabajo de los cubanos", explicó el presidente de la Conasems, que informó en noviembre que 1.500 municipios tenían una cobertura sanitaria exclusivamente garantizada por cubanas y cubanos y no habían sido cubiertos hasta el momento por ningún profesional nacional.

La punta del iceberg de esta urgencia sanitaria salió a flote la semana pasada cuando el periódico brasileño Folha de São Paulo dio a conocer las cifras de desistencia de las médicas y médicos brasileños que habían sustituido a los cubanos. En este mismo momento, Bolsonaro celebraba sus primeros 100 días de gobierno y Otávio Rêgo Barros, portavoz de la Presidencia de la República, anunció una posible sustitución del actual programa de salud para periferias urbanas y áreas rurales alejadas. "El Programa de Médicos por Brasil está siendo estudiado como sustituto del programa Más Médicos. Ahora, en coordinación con el Ministerio de la Educación para levantar y agilizar cuestiones relativas a las evaluaciones de los médicos formados en el extranjero e, incluso, médicos extranjeros que quieran compartir su conocimiento con nuestra sociedad", declaró Rêgo este 9 de abril sin dar más detalles sobre cómo un nuevo programa atenuaría la escasez de profesionales o incentivaría el trabajo médico en ciertas regiones brasileñas.

El programa Más Médicos fue aprobado en octubre de 2013 por la entonces presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. Un año después, en 2014, el programa ya contaba con 14.000 médicas y médicos, el número de cubanos llegó a los 11.000. El servicio atendía más de 3.800 ciudades, 700 de las cuales nunca antes habían tenido un médico. Esto se tradujo en la primera garantía de cobertura sanitaria para 36 millones de personas, un cuarto de la población brasileña, de acuerdo con la OMS.

"Esta es mi tercera experiencia como médico cooperante, después de haber trabajado en Bolivia y Venezuela", explicaba Carlos en 2014 a esta periodista, un médico que ejercía su profesión en Fortaleza, una aislada comunidad de la isla de Marajó, estado de Pará en la Amazonia brasileña. Este cubano pedía guardar el anonimato bajo un pseudónimo porque afirmaba sentirme preocupado por ciertas discriminaciones que sufrían los profesionales en aquel momento. Sus pares brasileños criticaban que las personas de Cuba estaban trabajando por salarios inferiores y algunas figuras políticas como Aécio Neves, candidato a las elecciones presidenciales de 2014, calificaban el programa Más Médicos como un paliativo para una situación de urgencia que debería resolverse con personal nacional. No obstante, el 54% de las brasileñas y brasileños que ocuparon puestos médicos del programa renunciaron entre 2013 y 2017.

"Vinimos a ayudar", declaraba Carlos, que durante sus cuatro años de ejercicio en la isla amazónica iba a buscar hielo cada mañana en una lancha para mantener en frío los análisis de sangre de los pacientes atendidos en un consultorio donde no había luz eléctrica. Este profesional relataba ciertas dificultades físicas y psicológicas para ejercer en un lugar tan aislado como Fortaleza, y destacaba que su mayor sorpresa fue percibir que de entre todos los extranjeros, los cubanos eran los únicos que no podían elegir sus destinos. "A nosotros nos enviaban a los puestos de salud donde no quería ir ningún médico brasileño", declaraba este doctor que hoy ya se encuentra de regreso en su isla, Cuba.

En 2018, justo antes de que Cuba y Brasil clausurasen su acuerdo, Más Médicos cubría 16.000 puestos, la mitad de ellos atendidos por cubanos. La salida de estos profesionales extranjeros y la falta de personal brasileño interesado en cubrir las vacantes de áreas desatendidas coloca al gobierno de Bolsonaro frente al desafío de encontrar personal sanitario dispuesto a cubrir más de 2.000 puestos médicos que garanticen el derecho a la salud de esta parcela de la población.

Luna Gámez

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