El jefe del Comando Sur de EE.UU., Craig Faller, estuvo de visita el jueves en Ecuador y se reunió con el ministro de Defensa del país suramericano, Oswaldo Jarrín.
Tras el encuentro, los funcionarios informaron que Ecuador acogerá los ejercicios navales Unitas, que realiza anualmente la Armada de EE.UU., y se desarrollarán en agosto o septiembre de 2020.
Jarrín detalló que ambas partes, además, acordaron un plan permanente de operaciones contra el tráfico de drogas y otros delitos del crimen transnacional, que incluye vigilancia aérea estadounidense en el área marítima ecuatoriana.
El ministro ecuatoriano también informó que como parte de la cooperación en materia de seguridad, EE.UU. facilitará un radar que permitirá a Ecuador mejorar la vigilancia aérea y la protección marítima.
Aunado a ello, Washington ofrecerá entrenamiento militar a Ecuador y brindará apoyo financiero para facilitar la compra de material bélico.
Amenazas comunes
"Esta cooperación internacional se realiza dentro de la doctrina de seguridad cooperativa con los países porque tenemos amenazas comunes: narcotráfico, crimen organizado transnacional y pesca ilegal que se realiza hasta este momento en torno de nuestras islas" de Galápago, manifestó Jarrín, esto último en alusión a la presencia de una flota pesquera china en los límites del mar territorial que rodea al archipiélago, y por la que Quito autorizó el envío de buques y aviones para su protección.
Esta es la segunda visita de altos funcionarios del Comando Sur de EE.UU. a Ecuador durante el gobierno de Lenín Moreno, quien preside el país desde mayo de 2017.
La primera visita fue realizada en marzo de 2018 por una misión integrada el teniente general Joseph P. DiSalvo, subcomandante militar; y la embajadora Liliana Ayalde, asesora de Política Exterior del Comando Sur de EE.UU.
Desde la Embajada de Washington en Quito dijeron que la reunión fue "para intercambiar ideas y reiterar su compromiso por impulsar su asociación y fortalecer la histórica amistad entre EE.UU. y Ecuador".
En ese primer encuentro, fue descartada la intención de reabrir una base militar de EE.UU. en territorio ecuatoriano, como la que estaba establecida en Manta, y que fue expulsada en 2009 por el entonces presidente Rafael Correa, tras 10 años de operaciones.