A partir del 27 de abril Venezuela se convierte en la segunda nación, después de Cuba, que no formará parte de la Organización de Estados Americanos (OEA).
En esa misma fecha, pero del 2017, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mediante una misiva, denunció la carta de la OEA e inició el proceso para el retiro de Caracas de esa organización.
La salida formal de Venezuela se concreta este sábado, pues debían transcurrir 24 meses, contados desde la fecha en la que consignó la carta de retiro ante la Secretaría General, para que se oficializara.
¿Por qué se va?
Caracas señala que la OEA viola el artículo 1 de su propia Carta, que establece la no intervención en asuntos "de la jurisdicción interna de los Estados miembros".
En la misiva, enviada por el presidente Maduro al secretario de organismo, Luis Almagro, el Ejecutivo considera que la historia de la OEA en la región se resume en el accionar de una "corporación secuestrada desde su nacimiento por intereses contrarios al espíritu de integración y unión".
Para el profesor de geopolítica, Luis Quintana, la decisión de Venezuela de irse se corresponde con "el nivel de desconexión de la OEA con respecto al continente".
El puntillazo final
Fue en el 2017 cuando se anunció el retiro. Ese año, la OEA —con Almagro al frente de la Secretaría General— presentó resoluciones en defensa de grupos de encapuchados, promotores de una espiral de violencia callejera que dejó decenas de muertos, así como daños materiales a instituciones públicas y privadas en el país suramericano, que buscaban precipitar la salida del presidente Maduro del poder, por vías no electorales.
Ese fue el punto de quiebre. A partir de ahí, el presidente Maduro inició los trámites para retirar al país del organismo, una decisión no exenta de críticas por parte de sus detractores, que señalaban la medida de "anticonstitucional". En respuesta, el Ejecutivo recordó que la acción formaba parte de las facultades que tiene el presidente para "celebrar y ratificar los tratados, convenios o acuerdos internacionales", según reza el ordinal numero 4 del artículo 236 de la Carta Magna de ese país.
Se va y no fue suspendida
Al abrirse el compás de espera de dos años para que Venezuela se retirara, Washintong intentó en la OEA que la nación bolivariana no saliera de forma voluntaria, sino suspendida, como ocurrió con Cuba en 1962.
El objetivo de suspenderla, refieren los internacionalistas consultados, era transmitir a la región un "mensaje de castigo" a aquellos Gobiernos que asumieran una postura contraria a los intereses de Washintong.
En concreto, los promotores de una posible suspensión —Almagro, junto a representantes de EE.UU.— fracasaron en lograr los 24 votos necesarios para concretar su propósito. "Nunca pudieron pasar el umbral de los 18 votos", recuerda Quintana.
A juicio de la internacionalista Yarisma Pérez, la salida voluntaria de Venezuela puede ser considerada como punto de partida "por otros países que también reprochan la actuación del organismo" en la región.
Sin vacante para los "enviados"
A falta de 18 días para el retiro de Venezuela, el Gobierno de EE.UU. convocó un Consejo Permanente en la OEA y, con 18 votos a favor, 9 contra, 6 abstenciones y un ausente, fue aprobada una resolución que reconoce a Gustavo Tarre como representante permanente "designado" por el Parlamento venezolano.
Quintana señaló que esa maniobra de EE.UU. fue "incompatible" con el funcionamiento del organismo, pues explicó que en la OEA participan representantes de los Gobiernos de las naciones, y no de los parlamentos.
No obstante, el profesor destacó que, aún con la acción írrita de conferirle a Tarre un título de "representante", la organización no reconoce a Guaidó como "mandatario legítimo" de Venezuela.
En el portal de la OEA, Tarre aparece como "Embajador designado de la Asamblea Nacional", mientras que en la ficha oficial de Venezuela aún sigue apareciendo Nicolás Maduro como presidente del país caribeño.
¿Cuestión de derechos humanos?
Desde 2017 hasta la fecha, los detractores de Maduro sostienen que el país supuestamente quedaría al margen de las instancias mundiales de Derechos Humanos. En esa línea, Tarre publicó en su cuenta de Twitter que una de sus primeras "gestiones" será solicitar el "reingreso" de la nación caribeña al "Sistema Interamericano de Derechos Humanos".
No obstante, Quintana recalca que Venezuela sigue formando parte de los mecanismos mundiales de promoción y defensa de los DD.HH. porque cumple el pacto de San José (Convención Americana de Derechos Humanos), "que es una tratado internacional independiente de la OEA", agrega.
El Sistema Interamericano de Derechos Humanos opera mediante la Corte Interamericana de DD.HH. y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). La profesora Pérez recuerda que Venezuela denunció en el 2012 a la CIDH, tras considerarla como un "cuerpo politizado", por lo que formalizó su retiro en septiembre del año siguiente.
¿Con esa decisión queda aislada Venezuela en la defensa de los DD.HH? Pérez afirma que no, el ejemplo más claro —sostiene— es que "EE.UU. no es parte de la CIDH ni de la Corte IDH".
Para celebrar la salida de Venezuela del organismo, el chavismo convocó este sábado una marcha que partirá desde la avenida México, en el centro de la ciudad, y culminará en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, en una jornada declarada como "día festivo" por el presidente Maduro.
El analista internacional, Ángel Guerra Cabrera, insiste en que la OEA no es más que un medio de Washington para manipular a América Latina, no obstante, considera que ha fallado en su objetivo.
Manuel Palma
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