El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, capital de Argentina, implementó el jueves un nuevo sistema de seguridad —a través de 300 cámaras de video-vigilancia con reconocimiento facial—, destinado a localizar y detener a delincuentes prófugos de la Justicia.
La nueva medida de seguridad ciudadana, que forma parte del Sistema Público Integral de Video-Vigilancia, permite identificar los rostros de los delincuentes buscados por la Justicia en menos de medio segundo. Esto es posible gracias a una base de datos otorgada por el Co.Na.R.C. (Consulta Nacional de Rebeldías y Capturas), que dispone de 46.000 registros de imágenes.
El gobernador del distrito, Horacio Rodríguez Larreta, junto a la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, entre otros funcionarios, presentaron en un acto oficial las 300 cámaras que estarán ubicadas en diversos puntos de la ciudad y en el transporte subterráneo.
Rodríguez Larreta celebró el uso del nuevo sistema y aseguró que "es un avance enorme" para la ciudad. "Es la tecnología de punta que se está usando en el mundo, es lo mejor que hay y lo estamos incorporando. Esto es parte de un plan integral que coordinamos con el Gobierno Nacional", afirmó el funcionario.
Por su parte, la ministra Bullrich detalló que el proyecto es una manera "real" de cuidar a la gente. "Vamos a tener una capacidad de darle una enorme tranquilidad a la sociedad de que no está caminando al lado de un asesino, al lado de un pederasta o pedófilo, o cualquier otro tipo de delito", expresó.
La funcionalidad del Sistema de Reconocimiento Facial, según explican desde el Gobierno, generará alertas de coincidencias únicamente con personas incluidas en la base de datos del Co.Na.RC. Cada vez que se detecte una, el Centro de Monitoreo Urbano de la ciudad dará aviso al personal policial más cercano para que intervenga.
Las cámaras puede detectar el género y la edad de una persona en una foto con una precisión de 99 % y 95%, respectivamente, dentro de un umbral de tres años. El reconocimiento lo realiza desde diversos ángulos y condiciones de iluminación, aún ante cambios de apariencia como anteojos, barba, bigote, gorra, sombrero o cambio de peinado.
La controversia por la invasión a la privacidad
La implementación del nuevo sistema de seguridad despertó opiniones encontradas respecto al marco regulatorio que requiere este tipo de vigilancia y el alcance que las 300 cámaras, dada su tecnología, podrían tener en la privacidad de los habitantes de Buenos Aires.
Tobías Schleider, doctor en filosofía del derecho y consultor de seguridad ciudadana, apuntó contra la regulación que tendrá el funcionamiento de la vigilancia, al desconocer "cuál es su operatividad real".
"Las disposiciones que se han informado y las declaraciones oficiales son tan vagas que no permiten determinar con claridad cómo, por qué y para qué se trata de implementar un sistema como este. Claramente hay una tensión entre derecho a la privacidad, que es un derecho que puede estar sujeto a límites razonables, y aquí no está claro que lo sean, y la "seguridad" que, sin más precisiones, es un significante vacío. Por eso, falta mucha información para saber qué es esto que ha aparecido como una gran panacea y podría generar desde una molestia casi inocua, hasta problemas profundos de gravedad institucional", puntualizó el especialista.
Con respecto al uso del reconocimiento facial, Schleider destacó que este tipo de dispositivos "es poco eficiente en términos de costo-beneficio".
"Los errores de los sistemas en países que tienen más experiencia y recursos dedicados a esto (China y Rusia, por dar dos casos sonados) son frecuentes. Aquí no sabemos si se ha hecho un estudio para determinar los márgenes de falsas identificaciones (positivas o negativas). Una vez más, si para 'atrapar prófugos' se pretende usar este mecanismo, sin otras medidas que involucren a otras agencias del sistema penal y securitario, parece que no se está abordando el problema de una manera inteligente", consideró Schleider.
Beatriz Busaniche, especialista en derecho e integrante de la Fundación Vía Libre —dedicada al impacto de nuevas tecnologías en la sociedad—, afirma que la implementación de este tipo de cámaras es fuertemente "invasiva".
"Es una tecnología que no fue debatida públicamente y que se presentó como un hecho consumado. No sabemos qué va a pasar cuando pasemos frente a una de esas cámaras y se registre nuestro rostro. ¿Cuál es la empresa que va a tener nuestros datos? Plantean escenarios invasivos para la privacidad de las personas, un derecho personalísimo de nuestra Constitución Nacional que no se respetó. Esto, además, lo veo alineado a una tendencia que tiene el actual Gobierno, tanto en la ciudad como en el país, a realizar compras de este tipo y que se promocionan a la vanguardia de la seguridad ciudadana, sin estar demasiado claro el alcance de su uso", detalló Busaniche.
En misma linea que Schleider, la integrante de la Fundación 'Vía Libre' coincide en que las regulaciones sobre el tema son aún un desafío global poco profundizado.
"Este tipo de sistemas refuerzan sesgos que tienen que ver con cuestiones de clases sociales, étnicas y prejuicios a través de la identificación facial. Hay, por otro lado, un debate pendiente y que tiene que ver con la regulación de la inteligencia artificial. Mas allá de algún aspecto contemplado, como en el reglamento europeo de protección de datos, es el gran desafió de nuestro tiempo. Lo que como mínimo deberíamos tener es un principio precautorio. No avanzar en la promoción de tecnologías regresivas para los derechos de los ciudadanos", finalizó Busaniche.
Facundo Lo Duca
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