De vivir en la pobreza a ser la 'abanderada de los humildes': La infancia de Eva Perón a 100 años de su nacimiento
La casa no es grande, una pequeña construcción de ladrillos robustos, en medio de un vasto predio que la custodia. Adentro, retratos colgando de su infancia: ella en la escuela, ella junto a sus hermanas y vestidos harapientos, ella jugando. En el único cuarto, una vieja máquina de coser reposa bajo luces trémulas.
"El tesoro más preciado del pueblo", desliza Franco Flexas, intendente de Los Toldos, un pequeño pueblo de 14.000 habitantes en la Provincia de Buenos Aires —a 300 kilómetros de la capital de Argentina— en diálogo con RT.
Allí, en esa máquina emblema de la clase obrera del siglo 20 en el país sudamericano, Eva María Duarte de Perón—a 100 años de su nacimiento—, pasó su infancia viendo a su madre transpirar mientras cosía prenda tras prenda, para lidiar con la pobreza que marcó su infancia y, sobre todo, su futuro.
El silencio sepulcral de un domingo de mayo es total en Los Toldos. El pasar de los autos por las calles de tierra y los ladridos de algunos perros callejeros son el único alboroto. La parsimonia solo es quebrantada por una camioneta que se pasea por el pueblo con un megáfono en su techo. "A 100 años del nacimiento de Evita", alerta un locutor, "no deje de visitar su primera casa. Casa Museo Eva Perón".
El 7 de mayo de 1919, el pueblo apenas contaba con 3.000 habitantes, la sede de un Banco, un correo y una escuela. La mayoría de sus vecinos se dedicaba al trabajo rural como peones de estancia, dada la vasta zona agrícola en el territorio. Ese día, en un terreno próximo a Los Toldos, Juana Ibarguren y Juan Duarte, a través de una relación informal entre ambos, se convertían en padres por quinta y última vez. Ese día nacía la mujer que, a pesar de su corta vida de 33 años, se transformó en una de las personas más influyentes en la historia política y social del país.
La infancia de 'La Chola'
Antes de embarcarse en su sueño de ser actriz y dejar su pueblo, a la edad de los 15 años, para ir a Buenos Aires. Antes de conocer, en 1944, al General Juan Domingo Perón y ser partícipe del partido peronista en su primer triunfo electoral. Antes de promover —como primera dama—, el primer sufragio femenino de la historia de Argentina en 1946 y dirigir, además, una Fundación que se centraba en asistir a los sectores más empobrecidos del país, Eva Duarte de Perón era, tan solo, 'La Chola'.
Es 5 de enero de 1926. Juana Ibarguren trabaja día y noche en su máquina de coser para obtener el único ingreso de la casa en Los Toldos. El padre de sus hijas, Juan Duarte, acentúa su ausencia porque tiene otra familia y esposa en otro pueblo. No hay juguetes en la casa de Eva, o 'La Chola', como la apodan. El campo, afuera, se convierte en el terreno de juego para ella y sus 4 hermanos: trepan los árboles, se esconden tras los arbustos, observan las estrellas. Pero es la víspera de Reyes Magos y, a pesar de la crisis económica, Eva obtiene un regalo de su madre. Es una muñeca, ajeada y con una pierna menos, que 'La Chola' abraza y carga como si fuera nueva.
"Sus primeros 11 años en el pueblo, hasta que la familia se muda a otra localidad cercana, estuvieron marcados por dos cuestiones que impactaron, más adelante, en su vida: la pobreza de su madre, con la ausencia de un padre con buen pasar económico para la época, y el ser hija de una pareja extra matrimonial, detalle estigmatizado en esos años (1926). Aquellos episodios de carencias moldearon, de cierta forma, una mirada del mundo que Eva fue construyendo en el futuro", explica Julián Piñero, sociólogo e integrante de la Casa Museo en Los Toldos.
Las adversidades que los Duarte atravesaban esos años parecían no influir en la pequeña Eva, que se mantenía alegre y efusiva. Las anécdotas que repasan su infancia están plagadas de imágenes que anticipaban a la figura de 'abanderada de los pobres', como se la llamaría luego del trabajo social que realizó su fundación, entre los años 1948 y 1955.
El comienzo de todo
Erminda Duarte, hermana de 'Evita' fallecida en 2012, detalló en varias biografías la predilección de 'La Chola' por los más desfavorecidos desde muy pequeña. Entre esos sucesos, Erminda recuerda a su hermana asistiendo a una paralítica del pueblo que vivía sola y encerrada, y a quien ella visitaba habitualmente. También, a un señor mayor que llegaba a su casa para pedir limosnas —en una posición peor que su familia—, y a quien Eva siempre conseguía darle dinero o comida.
Franco Flexas es el actual intendente de la localidad y encargado de la inauguración del nuevo complejo —dotado de un auditorio y salas con objetos de Eva— que tendrá la antigua casa y donde funciona el museo desde hace 30 años. Una de las particularidades que destaca el funcionario es la promoción y expansión del sitio, a pesar de que el partido al que pertenece, el radicalismo, históricamente fue la fuerza política que más enfrentó, y aún continúa haciéndolo, al partido de 'Evita': el peronismo.
"Pensar que hace 100 años, una pequeña niña de un lejano pueblo, con carencias notorias, iba a convertirse en la mujer más influyente de nuestra historia, nos da la trascendencia del lugar donde estamos. Acá fue el inicio de todo. Más allá de las diferencias políticas, no podemos dejar de lado todo lo que hizo ella por los más necesitados. Es un verdadero honor, como toldinenses, apostar al crecimiento del museo", afirma Flexas.
La máquina de coser que exhibe actualmente el sitio fue donada por un vecino del barrio cuyos abuelos habían obtenido el artefacto cuando Juana Ibarguren dejó Los Toldos. En 1930, ella y sus hijos, se mudaron a Junín, localidad próxima, en busca de mejores condiciones económicas y donde Eva viviría hasta los 15 años.
En la década de los 50, la Fundación Eva Perón repartió anualmente 3.000 máquinas de coser para mujeres desempleadas, además de libros, juguetes y bicicletas para niños.
En el libro 'La razón de mi vida', publicado en 1951 y escrito por la misma Eva a la edad de 32 años, cuando su enfermedad—el cáncer— estaba en un estado avanzado, ella describía sus impresiones y, en varios pasajes, hacía referencia a su infancia.
"Hasta los once años creí que había pobres como había pasto y que había ricos como había árboles. Un día oí por primera vez de labios de un hombre de trabajo que había pobres porque los ricos eran demasiado ricos; aquella revelación me produjo una impresión muy fuerte. Alguna vez, en una de esas reacciones mías, recuerdo haber dicho: Algún día todo esto cambiará", se lee en un capítulo. Ahora, en la casa museo, el pasado de Eva antes de 'Evita' vuelve sobre sus pasos.
Facundo Lo Duca
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