Una vez al mes, el primer domingo, el biplano soviético Polikarpov U-2 puede ser observado mientras realiza un vuelo de exhibición en Madrid. El legendario avión se ha convertido en una reliquia después de que hayan pasado más de 70 años de su participación en la victoria sobre las tropas de la Alemania nazi.
El biplano es contemplado ahora con admiración por un público entregado, pero hace siete décadas volaba en circunstancias muy distintas. Este avión dedicado al entrenamiento, la fumigación o la asistencia médica se convirtió, debido a la situación de emergencia, en una nave de combate.
El Polikárpov U-2 trabajaba "en grupos de dos o tres aviones, apagando el motor en el momento en el que llegaban a las líneas alemanas para, con el mayor silencio posible, lanzar bombas, crear confusión y grandes daños", según describe el experto conservador de la Fundación Infante de Orleans, Javier Permayer.
De 'pato cojo' a reliquia de guerra
Con la noche como aliada, esta reliquia de guerra prestó grandes servicios, a pesar de que sus características no eran las más propicias: solo alcanza los 120 kilómetros por hora y tiene las alas demasiado grandes. Estas particularidades lo convertían en objetivo fácil para las tropas de Hitler, quienes se referían a él de forma despectiva como el 'pato cojo', por su forma de volar, o la 'máquina de coser', por el ruido que emitía.
Carlos Manso es uno de los pilotos de la exhibición aérea encargado de manejar el Polikarpov U-2. "Yo comparo volar este avión con que te dejen un Stradivarius para tocar. Es una suerte enorme, pero es una responsabilidad muy grande, porque sabes que estás tratando con una obra de arte y ejemplares únicos", reflexiona sobre su labor a los mandos de esta nave septuagenaria.
En manos españolas
Este biplano fue pilotado por numerosos ciudadanos españoles, como Juan Lario, quien subido a esta nave alcanzó el grado de coronel de la fuerza aérea soviética, además de ser el militar procedente de España que derribó más aviones enemigos.
Sobre Lario, uno de los mayores expertos en este avión, el escritor Rafael de Madariaga afirma que "tiene las mayores condecoraciones que podía haber". Incluso sostiene que "se ha hablado modernamente de concederle el HSU, que significa Héroe de la Unión Soviética, galardón que no se concedió a ningún español, salvo al hijo de Dolores Ibárruri".
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