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¿Por qué dar valor a una maceta? La artista latinoamericana que crea exclusivos recipientes para plantas

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"Mi idea es quitar un poquito el concepto de que el arte solo tiene que estar en galerías, en salones privados, no hacerlo tan elitista", dice Adela García.
¿Por qué dar valor a una maceta? La artista latinoamericana que crea exclusivos recipientes para plantas

A los 5 años, Adela García ya mostraba sus dotes artísticas. "Mi abuelito materno hacía macetas y floreros de cemento. Siempre me gustó mucho pintar y las pintaba, como podía, a esa edad", cuenta.

García menciona que pasaba mucho tiempo con su abuelo, en Santiago de Chile, de donde es oriunda, y él siempre le decía: "Usted tiene un don, ¿qué va a hacer con ese don?".

Pero, en 1982, en plena dictadura militar de Augusto Pinochet en Chile y cuando estalló una crisis económica en el país, sus padres deciden mudarse a Buenos Aires, Argentina. Su abuelo se quedó en la capital chilena.

En su nueva ciudad, a los 9 años, García comienza un curso de dibujo y pintura en la Asociación de Dibujantes de la Argentina. "El argentino es muy extrovertido y yo de niña era muy introvertida, entonces para mí era muy complicado", dice en entrevista con RT al hablar sobre sus primeros años en Buenos Aires, y señala que esa situación provocó la búsqueda de "otro espacio de expresión, como la pintura".

De Argentina a Ecuador

En la capital de Argentina, su padre comenzó a trabajar para una constructora y en ese empleo lo enviaron a Ecuador, para participar en las obras de unos acueductos. García tenía 12 años cuando se trasladaron al país donde se divide la tierra en dos hemisferios.

Años después, cuando acabaron las obras, toda la familia regresó a Buenos Aires. "Traté de adaptarme en Argentina, pero llegamos en una mala época, la del corralito", afirma en referencia a la crisis económica que estalló en diciembre de 2001. Así que García tomó sus maletas y volvió con sus abuelos maternos a Chile, hasta su fallecimiento. "Yo quería estar ahí también porque yo veía que era la última época de ellos, ya eran mayores", menciona.

En lugar de volver a Argentina, donde aún viven sus padres, García escogió establecerse en Ecuador. Para entonces, ya había estudiado diseño en el Instituto de Artes Visuales de Quito (IAVQ), tenía un diplomado en arte de la Universidad Católica de Chile y un título en Publicidad, obtenido en la Universidad Casa Grande en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

En Ecuador trabajó para la Fundación Cultural Humanizarte, institución relacionada con la danza, teatro, música y artes plásticas. Conoció a quien ahora es su esposo y tuvieron tres hijos.

Volver a las macetas

Con la familia constituida y trabajos establecidos, la pareja decide dar un giro. "Dijimos: 'Vamos a vender todo, la oficina que tenía mi marido, el apartamento donde vivíamos y vamos a comprar un terreno a las afueras de Quito y vamos a ver de qué vivimos'".

A manera de distracción, García comenzó a hacer y pintar macetas, rememorando su infancia, pero ya con mayor conocimiento en el área. A sus amigos le llamaron la atención sus creaciones y la incitaron a fabricarlas para comercializarlas. Aceptó el reto y las presentó, en diciembre de 2012, en una feria local, donde tuvo buena acogida.

"La gente preguntaba qué era eso, porque no podían concebir que alguien le diera valor a una maceta", relata. A su emprendimiento decidió darle el nombre de 'La pintora de macetas', porque era como la comenzaron a conocer por sus creaciones.

García no solo pinta, hace el tiesto desde cero. "Modelo la maceta en la cerámica y de esa pieza única saco un molde, para ciertas reproducciones, no muchas [...] de esas reproducciones, en la fase de pintura, les pinto diseños diferentes, entonces creo varios diseños de la misma pieza", detalla. En su taller hay materas de diferentes formas, como velas, medias, calzones, carteras.

La mujer desnuda

Las obras de García se han hecho muy populares y es contactada, principalmente, por su página de Facebook. En una oportunidad —cuenta— un hombre tocó a su puerta a las 06:30 de la mañana.

El visitante le consultó si ella hacía retratos en macetas. Al obtener una respuesta positiva, le comenta que traía consigo una fotografía y quería plasmarla en un tiesto. "Me muestra la foto de una mujer, no era una foto artística, era una mujer que estaba en una especie de sofá cama, totalmente desnuda, con tacos, sacándose una camiseta y se le veía toda la parte trasera", cuenta García.

La pintora le propuso que, en lugar de hacer el dibujo literalmente como aparecía en la foto, podía pintar a la mujer "como que está en la arena de la playa, mirando el horizonte y el mar, y no se está sacando la camiseta sino que está como arropándose con un pañuelo, pero aún se le ve su parte  trasera". El hombre aceptó y una semana después llama a la artista: "¿Ya hizo la maceta?", le pregunta, y señala: "Quiero un cambio, no le haga rubia, como aparece en la foto, hágale morena".

Urna para mellizos

Así como recuerda esa graciosa anécdota, García también relata que, en otra ocasión, una mujer la contactó y le contó que había tenido una pérdida de mellizos durante su embarazo.

"Los niños se murieron dentro del vientre y a ella le hicieron cesárea para extraerlos", cuenta la pintora, y relata que la mujer le envió una maceta, donde había puesto las cenizas de los pequeños, "era típica, de cerámica y decía que cada vez que veía la maceta, lloraba".

Tras acordar el arte, la pintora dibujó "un paisaje, como un sendero, con dos maripositas que se están perdiendo dentro de los árboles". García cuenta que, luego, la mujer le agradeció "porque ahora ve la maceta y siente paz, sabe que sus hijos están tranquilos".

"Me tocó bastante esta experiencia, porque también soy melliza, fue súper lindo", menciona la entrevistada, señalando que para ella "las macetas son como un útero de barro, porque generan vida, le pones árboles y ahí crece la vida", por ello es que le da ese valor.

Llegar al espacio público

Además de las macetas, García ha incursionado también en los portamacetas, con piezas no convencionales, como carretas, árboles, bicicletas, entre otros; son hechos de hierro forjado.

También, ha diseñado "murales ajardinados", que son pinturas en paredes a las que les incorpora sus artísticas macetas.

"A mí me gustaría que mis murales ajardinados estuvieran a la vista de toda la gente, fuera una cosa masiva", dice la pintora, cuyo sueño es llegar con su arte al espacio público. "Mi idea es humanizar un poquito esos espacios, llevar a la reflexión y quitar un poquito el concepto de que el arte solo tiene que estar en galerías, en salones privados, en algunos casos en museos, sino que el arte también tiene que disfrutarlo cierta parte de la sociedad que no tiene acceso a él, no hacerlo tan elitista", enfatiza.

"Me hubiese gustado que mi abuelo, que murió hace 18 años, estuviera vivo y pudiera ver esto, porque viene de él, aunque creo que me está viendo", concluye la pintora de macetas, tras tener este crecimiento en una experiencia que comenzó a sus 5 años.

Edgar Romero G.

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