El Gobierno chino ha advertido a EE.UU. que no se quedará de brazos cruzados en caso de que Washington decida continuar por el camino de la guerra comercial contra Pekín. Aunque las autoridades del gigante asiático se muestran contrarias a este antagonismo.
"Hemos declarado repetidamente que aumentar los aranceles no solucionará ningún problema, e iniciar una guerra comercial solo perjudicará a los demás y a uno mismo", expresó esta jornada el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Geng Shuang.
"China no quiere pelear en una guerra comercial, pero no teme luchar contra ella", añadió Shuang, precisando que "si alguien nos ataca en nuestra puerta, le haremos frente y pelearemos hasta el final".
Mientras tanto, la subida de aranceles entre ambos países continúa sin respiro.
A partir de este 10 de mayo se incrementaron del 10% al 25% las tarifas para una serie de mercancías chinas importadas a EE.UU. por valor de 200.000 millones de dólares al año. Además, ese mismo día se dio a conocer que Trump ordenó también elevar las tarifas a todas las importaciones chinas restantes, medida que afectará a los productos importados por un valor aproximado de 300.000 millones de dólares.
Estos incluyen ropa para niños, juguetes, teléfonos móviles y ordenadores portátiles. Si entran en vigor, prácticamente todas las exportaciones de China a EE.UU. estarían gravadas y además, como señalan algunos rotativos, la medida afectaría directamente a los bolsillos de los ciudadanos norteamericanos.
Como respuesta, Pekín impondrá desde el próximo 1 junio otras tarifas a productos estadounidenses que rondan los 60.000 millones de dólares.