En los últimos años el glaciar Jakobshavn Isbrae, que antes era el que perdía más hielo en toda Groenlandia, cambió de tendencia y no solo dejó de disminuir en altura, sino que comenzó a aumentar su grosor. Los nuevos datos satelitales de alta resolución mostraron que este proceso se desarrolló entre 2013 y 2017, y ahora el glaciar sigue volviéndose más grueso y flota más despacio, rumbo al océano y no retrocediendo hacia el interior.
Estas observaciones contrastan con las de los años 2012 y 2013, cuando el Jakobshavn Isbrae se desplazaba a su máxima velocidad y se derretía con pérdidas máximas de 10 metros al año en su base. Actualmente el glaciar sigue perdiendo más hielo del que acumula durante las nevadas y sigue contribuyendo al aumento global del nivel del mar, pero a un ritmo más lento.
Para estudiar y comprender el comportamiento del glaciar a lo largo de los últimos 20 años los científicos utilizaron distintos datos satelitales, como las del satélite CryoSat de la Agencia Espacial Europea y las misiones Sentinel-1 y Sentinel-2 de la Comisión Europea, y siguen tratando de explicar el inusual fenómeno y predecir su posterior evolución.
"La pregunta clave a la que tenemos que responder es si la ralentización del Jakobshavn Isbrae es solo una pausa o si es más permanente", comentó la investigadora Anna Hogg, del Centro para la Observación Polar y Modelaje de la Universidad de Leeds (Reino Unido).
¿Qué pasa con el glaciar?
El derretimiento del hielo en el glaciar más grande de Groenlandia no se detuvo, pero se redujo considerablemente debido a la disminución de la temperatura de las aguas oceánicas en la bahía de Disko, que entran en el fiordo Jakobshavn en más de un grado en comparación con las temperaturas observadas previamente.
Desde finales de los años 2000 hasta 2013 el glaciar perdía su hielo con más rapidez por las aguas oceánicas templadas en la bahía que contribuían al derretimiento. Sin embargo, no solamente las aguas colindantes provocaron los cambios, sino también la interacción con la atmósfera, sostienen los científicos, pues ya en 2013 toda la superficie de Groenlandia experimentó muy bajos niveles de derretimiento, mientras en 2012 ese proceso era agudo.
"El equilibrio de la criósfera [superficies congeladas de la Tierra] es claramente muy delicado y observamos una gran variabilidad estacional y anual en la dinámica del glaciar Jakobshavn Isbrae, que puede ocultar fácilmente la tendencia climática de la pérdida de hielo a largo plazo", indicó Mark Drinkwater, de la Agencia Espacial Europea.