El presidente ruso, Vladímir Putin, aprobó este martes la nueva doctrina de seguridad energética nacional, que reemplazó la versión anterior de 2012. El documento de casi 20 páginas reconoce el papel clave de la industria de la energía en la formación del presupuesto de Rusia y enfatiza su gran importancia para la seguridad nacional y el desarrollo socioeconómico del país.
La doctrina está dividida en cuatro partes, que abordan los principales desafíos, amenazas, riesgos y tareas para garantizar la seguridad energética.
¿Qué es la seguridad energética?
Rusia tradicionalmente ha sido uno de los líderes mundiales en producción de petróleo y gas, y alrededor de la mitad de los ingresos federales provienen de sus ventas.
El Ministro de Energía de Rusia, Aleksandr Nóvak explicó que la seguridad energética significa el suministro confiable del mercado nacional con la cantidad suficiente de recursos: petróleo, gas, carbón y productos derivados del petróleo.
¿Cuáles son los desafíos que enfrenta el sector energético ruso?
Pueden ser divididos en externos, internos y globales. A los externos pertenecen:
- El desplazamiento del centro del crecimiento económico mundial a los países de la región de Asia-Pacífico
- La reducción de la demanda mundial de energía
- Una mayor competencia entre los exportadores
- Cambios en la legislación internacional
- Un aumento en la producción de gas natural licuado y de su participación en el mercado global, y un creciente interés en las fuentes de energía renovables.
Entre otros desafíos, que a la vez estimulan el desarrollo del sector energético ruso, la doctrina enumera la transformación de la economía, la modernización de la producción y las características demográficas: un aumento en el número de personas mayores y una disminución en la población en edad laboral y la migración.
Además, el documento califica el desarrollo y la introducción activa de tecnologías avanzadas como un desafío común para todas las economías del mundo.
¿Qué amenaza a la seguridad energética?
Entre las principales amenazas externas para la seguridad energética rusa se encuentran:
- La reducción de los mercados extranjeros tradicionales para Rusia y las dificultades para acceder a nuevos mercados.
- Las restricciones a las empresas rusas relacionadas con las sanciones.
- La toma ilegal de recursos energéticos exportados por Rusia durante el tránsito a través de terceros países.
- Los conflictos militares internacionales, el terrorismo, los ciberataques y los desastres naturales.
Las amenazas internas a su vez incluyen:
- El agotamiento de los yacimientos y disminución de la calidad de los recursos extraídos.
- La escasez de trabajadores calificados e infracciones de las relaciones laborales.
- Corrupción, malversación y otros delitos en el sector energético.
¿Y qué riesgos complican la situación?
Los riesgos externos incluyen la respuesta lenta de las compañías rusas a las tendencias en la economía global, sus decisiones de inversión erróneas, la falta de preparación para las sanciones y otras amenazas político-militares.
Entre los riesgos internos, el documento menciona una carga financiera excesiva para las empresas, medidas ineficaces para apoyarlas, un alto desgaste de la producción, requisitos ambientales excesivos, competencia desigual, consumo ineficiente, una respuesta lenta del sistema educativo a las nuevas necesidades del mercado, etc.
¿Qué plan tienen las autoridades?
La doctrina determina los objetivos de las autoridades para garantizar la seguridad energética de Rusia:
- Implementar una política fiscal estable, una regulación a largo plazo y equilibrada de las tarifas, el desarrollo de una sana competencia en el mercado, prevención de delitos contra las empresas rusas y garantizar condiciones de trabajo seguras.
- Mantener las reservas de combustible y energía en el nivel requerido, desarrollar fuentes de suministro de energía y reducir el impacto ambiental negativo.
- Desarrollar el mercado interno para el gas licuado.
- Realizar el potencial científico y técnico doméstico.
- Contrarrestar las sanciones.
- Fortalecer las asociaciones dentro de la Unión Económica Euroasiática (EEU) y la Comunidad de Estados Independientes (CEI); profundizar los lazos con los países BRICS y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), así como dentro del Foro de Países Exportadores de Gas (GECF) y la OPEP.