El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina publicó este miércoles su Índice de Precios al Consumidor (IPC), donde se destaca que los valores experimentaron una ligera desaceleración, al crecer 3,4 % en abril, comparados con el 4,7 % registrado en marzo.
Según publica el organismo estatal, los mayores aumentos se produjeron en el segmento de alimentos y bebidas no alcohólicas en todas las regiones del país, situación que afecta principalmente a los sectores sociales más vulnerables. En efecto, los lácteos y huevos fueron los productos que más sobresalieron, siendo artículos de necesidad básica.
Asimismo, el INDEC señala que la inflación interanual, es decir, con respecto a abril del 2018, es de 55,8%, mientras la mayoría de los salarios no crecieron de manera proporcional en el país sudamericano.
En sintonía con estas cifras, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) afirma que, durante el mes pasado, las ventas de consumo cotidiano cayeron un 13,4%, si se lo compara con el mismo período del 2018.
¿Cómo se relaciona el dólar y la inflación en Argentina?
Si bien es cierto que hay muchos factores que inciden en la inflación local, la alta cotización del dólar repercute en los aumentos de precios de forma determinante. Esto se explica porque, en primer lugar, los productos importados se pagan en divisa estadounidense. A su vez, muchos procesos industriales argentinos requieren moneda extranjera para comprar insumos, lo que encarece el costo final del artículo.
Además, si los empresarios que exportan sus productos y cobran en dólares, quieren equiparar el rendimiento del mercado interno con lo obtenido en el externo, suelen optar por subir los precios para los consumidores de Argentina.
Explicado con un ejemplo sencillo: si el valor del dólar sube hasta los 45 pesos argentinos, y un importante productor vende peras en Europa a un dólar por cada kilo, tendrá mayor ganancia (medida en pesos). Así, para que el mercado argentino le siga resultando conveniente, puede aumentar el precio para conseguir un lucro mayor.
Más allá de estos puntos importantes, también hay un componente cultural que incita a elevar los precios siempre que el dólar cueste más caro, sumado a un alto grado de especulación.