Cuando se trata de militar por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, lo que pasa en las calles es algo luminoso. Eso fue lo que fascinó al cineasta argentino Juan Solanas al momento en que empezó a filmarlo: "Es un tema muy duro pero a la vez lo que se vive es muy vital", dijo a RT. El documental 'Que sea ley' es la única película argentina que este año se presenta en el Festival de Cannes. Y no llega solo: viajó con unos cuántos pañuelos verdes.
La brillantina en los cuerpos, las banderas, la música y los tambores avanzan hace años por una lucha cuyo lema es triple: educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. El año pasado, el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo ocupó la agenda informativa argentina durante meses y, luego de años de esfuerzo del movimiento de mujeres e identidades disidentes, se lograron poner sobre la mesa datos clave como que 500.000 mujeres recurren cada año al aborto clandestino y que desde la recuperación democrática en adelante, se calcula que 3.000 mujeres murieron como consecuencia de abortos inseguros.
A mitad de junio el proyecto (que ya había sido presentado años anteriores sin éxito) llegó a tratarse en la Cámara de Diputados. La sesión fue maratónica, 150 diputados hicieron uso de la palabra. Afuera, miles y miles acompañaban: era la marea verde. Esa madrugada el cineasta Juan Solanas –que vivía en Montevideo– se puso el despertador a las 3 de la mañana. Quería seguir en directo el momento histórico. "Cuando hubo media sanción me puse a llorar, me emocionó, me sorprendí yo mismo", contó. El proyecto obtuvo 131 votos a favor, 123 en contra y 1 abstención. Así pasó a la siguiente ronda: la Cámara de Senadores.
Juan estaba conmovido. "Fue algo visceral, sentí que tenía que agarrar equipos e ir a filmar, sin proyecto ni tiempo para buscar financiación", relató. Y así lo hizo: se tomó el barco y cruzó lo que cariñosamente se conoce como 'el charco' que divide Argentina de Uruguay. A las dos de la tarde estaba filmando un pañuelazo frente al Congreso.
Todavía nunca había vivido en carne propia lo que se siente en las calles cuando se trata del movimiento de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries. "En el primer shock, las chicas me parecieron extraordinarias, heroínas, una energía muy particular: no es la cosa testosterónica del 'macho' del 'te rompo todo'", analizó.
Lo hizo pensar en Madres de Plaza de Mayo. "Sentí fuerza, que iban a estar siempre ahí. No sé si alegría es la palabra, porque esto es algo muy duro, pero sí algo muy vital", remató.
Quedó fascinado. Se había llevado sólo tres remeras pero decidió que tenía que seguir hasta la votación en Senadores, para lo que faltaban unos meses. Volvió a Uruguay, agarró una valija más grande y viajó de nuevo para seguir. "Filmé porque me pareció algo increíble y sentí la necesidad de hacer un registro de ese momento histórico", contó.
Buscó registrar lo que la realidad le pusiera delante de la cámara sin hacer un "casting de realidad". Así fue de historia en historia. Unes querían hablar, otres no. "Si me decían 'fulana te quiere contar su historia', me tomaba un taxi, llegaba y 15 minutos después estaba filmando para ser lo más transparente posible", describió.
"Creo que que hay mucha gente a la que el tema le incomoda y entonces no se informa mucho. Hice la película con esa perspectiva: a la militante le va a dar esperanza pero mi humilde aporte es intentar convencer a los de la zona gris mostrándoles la realidad", apuesta Juan.
El 9 de agosto se votó en el Senado. "Esa noche filmé bajo la lluvia, había una esperanza", relató. Pero no sucedió: con 38 votos en contra, 31 a favor y 2 abstenciones, quedó rechazado. Ese fue el momento en el que el cineasta supo que iba a seguir adelante. "Si la ley hubiese salido, no hubiese hecho el documental, no hubiera hecho una oda a la victoria. Pero desgraciadamente no salió, entonces decidí hacer algo para ayudar a la causa".
Filmó siete meses, de junio a enero. Viajó 4.000 kilómetros por el país: Jujuy, Santiago del Estero, Santa fe, Córdoba. En el documental dan sus testimonio diputadas, senadoras, referentes, mujeres que cuentan.
Entre ellas, Norma Cuevas, mamá de Ana María Acevedo. A su hija le negaron un aborto terapéutico (aunque está contemplado en las causales de la legislación actual) y murió en 2007.
En abril de 2018 habló en comisiones del Congreso y su discurso emocionó. Ahora, Norma viajó a Cannes para presentar la película. Así la despedían sus compañeras, en Santa Fe:
El documental se trata de decenas de mujeres que cuentan sus vivencias. "Si sos racional y de bien, me parece que –mínimo– vas a pensar dos veces antes de decir 'salvemos las dos vidas'", opinó Juan. Y agregó: "En cada historia aterrizás en la realidad que vivió esa mujer y que es indiscutible. Es una invitación al público, a que una vez que vio esas realidades, reflexione".
Anacronismos de la muerte
Juan creció en Francia, donde desde la ley de 1975 el aborto ya no es una discusión. "Cuando a comienzos del 2000 en una conversación escuché que el aborto en Argentina estaba prohibido pensé que era un chiste. Me quedé shockeado, hasta con vergüenza. Y me obsesionó el tema", contó. "Me parece anacrónico", opinó.
La prohibición del aborto se mantiene en gran parte de Latinoamérica (menos en Ciudad de México, Uruguay, Cuba, Guayana, Guayana Francesa y Puerto Rico). Entre 2010 y 2014, ocurrieron alrededor de 6,5 millones de abortos anualmente en América Latina y el Caribe (según la ONG Guttmacher) y sólo uno de cada cuatro fue seguro.
"Nunca entendí cómo en Argentina se votó la ley de matrimonio igualitario y no el aborto. Es como un agujero negro la sociedad argentina: hay cosas en las que está en la vanguardia y cosas que está en el medioevo", analizó Solanas.
También incluyó la temática en su primer largometraje, en 2005. 'Nordeste' cruza los destinos de dos mujeres. Una de ellas es del nordeste de Argentina, la que están por desalojar, le cuesta conseguir qué comer y tiene un hijo adolescente. En ese contexto queda embarazada y decide no tenerlo. Por otro lado, una francesa profesionalmente exitosa, a la que pasados los 40 años le agarra una necesidad imperiosa de ser madre, decide hacer una adopción ilegal.
Cuando estrenó esa película en Argentina –recuerda– se comió "varios garrones". Uno de ellos fue que la calificaron como prohibida para menores de 16. ¿Por qué? "Es una categoría que suele ponerse en películas pornográficas o con una violencia extrema, no podía ser", reflexionó Juan. No se resignó, suspendió el estreno, apeló y ganó. Las críticas, recuerda, decían algo así como "de qué habla este señor falso argentino, que dice cosas que en este país no pasan".
Todo cambió desde aquel estreno hasta el de ahora. De hecho, son muchas las que coinciden en que gracias al amplísimo debate social de 2018, aunque la ley no se aprobó, sí se logró la "despenalización social del aborto" o bien "sacar al aborto del clóset". El 28 de mayo, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito presentará un nuevo proyecto en el Congreso.
Julia Muriel Dominzain
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