Tres buques de la Armada de China arribaron este lunes a la base naval de Garden Island en Sídney (Nueva Gales del Sur, Australia), en una visita que llamó la atención de muchas personas debido a que el Gobierno australiano no la había anunciado públicamente, según informa la cadena australiana ABC.
La comitiva, compuesta por una fragata, un barco auxiliar de reabastecimiento y una embarcación anfibia que albergaría alrededor de 700 personas, entre soldados, auxiliares y marineros, se encontraba en el golfo de Adén —entre Somalia y Yemen— y permanecerá en aguas australianas durante cuatro días.
Algunos medios informaron del acontecimiento con cierto tono alarmista y calificaron la presencia militar extranjera de "sorprendente". "'Ni hao!' ['¡Hola!', en chino]. Tres buques de guerra chinos realizan una entrada sorpresa en el puerto de Sídney esta mañana", escribió en Twitter el periodista Andrew Greene.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, se pronunció al respecto para evitar confusiones y descartar alarmas de cualquier tipo durante su estancia en las Islas Salomón, desde donde expresó que esta llegada estaba planeada desde hace tiempo y forma parte de una visita "recíproca" por la que hace una semana buques de guerra australianos mantuvieron contacto con el Ejército de China a su paso por el mar de la China Meridional.
"[Los buques chinos regresaban tras una operación de narcotráfico en Oriente Medio. Es una demostración más de la relación que tenemos y esto ha estado en marcha desde hace algún tiempo. Pudo haber sido una sorpresa para otros pero, ciertamente, no lo fue para el Gobierno [de Australia]", afirmó Morrison.
Esta visita se produjo poco después de las declaraciones del ministro de Defensa chino, Wei Fenghe, quien aseguró que su país está dispuesto a "luchar hasta el final y a toda costa" para proteger sus intereses nacionales tanto económicamente ―en medio de la guerra comercial con EE.UU.― como militarmente si alguna fuerza externa se atreve a desafiar la política de una sola China y separar a Taiwán de la parte continental.
De hecho, Wei insistió en que Pekín no cederá "ni una pulgada" de su "tierra sagrada" y subrayó que el Ejército de China sirve "exclusivamente para fines de defensa propia", por lo que solo atacará si es atacado.