Un reciente análisis de investigadores de la Universidad de Victoria (Canadá) basado en la dieta del estadounidense medio sugiere que los seres humanos consumimos sin saberlo (comiendo, bebiendo e incluso respirando) una gran cantidad de plástico cada año. Los resultados han sido publicados en la revista Enviromental, Science & Technology.
Los científicos revisaron los resultados de 26 investigaciones previas, en las cuales se estimaba la cantidad de partículas de microplásticos —de menos de cinco milímetros de diámetro— encontradas en peces, mariscos, azúcares agregados, sales, alcohol, agua del grifo o embotellada. También buscaron otras fuentes, como la ropa sintética y el aire que respiramos.
El estudio reveló que cada persona podría estar consumiendo entre 70.000 y 120.000 partículas de polímero anualmente, y aquellas que beben solo agua embotellada podrían estar ingiriendo 90.000 microplásticos adicionales en comparación con quienes solo beben del grifo.
"La dependencia humana en los envases de plástico y los métodos de procesamiento de alimentos para los principales grupos de alimentos, como carnes, frutas y verduras, es un problema creciente", asegura Kieran Cox, candidato a doctor de biología marina y autor principal del estudio.
Cox asegura que se necesita "volver a evaluar nuestra confianza en los materiales sintéticos y modificar la forma en que los gestionamos para cambiar nuestra relación con los plásticos".
Sin embargo, todavía faltan muchos más datos para evaluar la presencia de microplásticos en nuestro entorno, ya que, como señalan los autores, tomaron una muestra que representa el 15 % de la ingesta calórica de los estadounidenses. Aún queda por investigar los polímeros presentes en productos como cereales, verduras, carne de res y aves de corral, que constituyen las principales fuentes de nutrición a nivel mundial.
Los efectos sobre el sistema digestivo de la ingesta de estas partículas son aún desconocidos, por ello los especialistas aseguran que se necesita más investigación.