Informe: "China despliega la alfombra roja para los competidores de EE.UU. en medio de la guerra comercial"

Pekín está reduciendo los aranceles a las importaciones de los competidores de EE.UU., una desventaja más para las empresas estadounidenses.

En medio de la guerra comercial con Washington, Pekín ha "comenzado a desplegar la alfombra roja para el resto del mundo", reduciendo los aranceles a los competidores de las compañías estadounidenses en suelo chino.

Paralelamente, con el aumento de sus aranceles en respuesta a las tensiones comerciales con el presidente de EE.UU., Donald Trump, China ha facilitado al acceso de "todos los demás" a los 1.400 millones de consumidores de China, según un reciente informe del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), 'think tank' privado y sin fines de lucro centrado en la economía internacional, con sede en Washington.

Según el informe, el aumento de los aranceles para los productos estadounidenses, en promedio, ha alcanzado un 12,7% desde principios del 2018 hasta este junio (del 8% al 20,7%) mientras que la tasa arancelaria promedio para las importaciones de otros países ha bajado un 1,3% (del 8% en enero del 2018 al 6,7% en este junio).

"La reducción de los aranceles a las importaciones de otros países [en China] significa que los exportadores estadounidenses también enfrentan una desventaja creciente con respecto a los competidores de Canadá, Japón, Europa y otros países", reza el informe.

El estudio también señala que las compañías estadounidenses "probablemente estén sufriendo más de lo que piensa el presidente Trump", mientras que el mandatario aparentemente se mantiene optimista. Así, recientemente tuiteó que se reunirá con su homólogo chino, Xi Jinping, la semana que viene durante la cumbre del G-20 en Japón.

Este anuncio de Trump se produce días después de que más de 600 compañías estadounidenses instaran al líder de su país, a través de una carta, a resolver la disputa comercial con China, argumentando que los aranceles, en primer lugar, perjudican a las empresas y los consumidores estadounidenses, no a Pekín.

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