Un futbolista aficionado de 36 años fue condenado este jueves a 20 meses de cárcel luego de que noqueara a un árbitro en un partido de una liga de fútbol amateur en West Norfolk, al este del Reino Unido, causándole irreparables heridas en el rostro.
El hecho tuvo lugar en septiembre del año pasado en un encuentro entre los equipos Feltwell y Horsford, en el que el guardameta de esa última escuadra, Aaron Paul Wick, dejó inconsciente al árbitro con un puñetazo por disponerse a mostrarle una tarjeta roja.
Trascendió que las heridas sufridas por el colegiado en la cavidad de su ojo requirieron una cirugía en la que se implantó una placa metálica que permanecerá en su lugar por el resto de su vida. Según iTV, la víctima quedó irreconocible para su propia hija tras la agresión.
La Asociación de Fútbol de Norfolk prohibió cualquier actividad futbolística de Wick y aplaudió la sentencia como un recordatorio a los jugadores para que practiquen el deporte con respeto. Se prevé que Wick pueda optar por solicitar su libertad no antes de abril del próximo año.