La situación migratoria en EE.UU. se ha agudizado aún más luego de que más de un centenar de niños migrantes fuesen devueltos a un centro de detención en Clint (Texas) solo un día después de que se anunciara que habían sido retirados de la instalación por las denuncias de condiciones infrahumanas que se dan en el lugar.
Al respecto, el periodista estadounidense Michael Scott Moore comentó a The Washington Post que vivió en mejores condiciones durante sus dos años de cautiverio en Somalia, donde fue secuestrado en 2012, indicando que sus captores por lo menos le proporcionaban lo esencial en cuanto a higiene.
A su vez, la abogada Warren Binford denunció tras visitar el centro el sufrimiento al que se somete allí a los menores.
"Se trata de las peores condiciones que hemos visto en los últimos tres años durante estas visitas", denunció. "En la instalación de Clint hay niños enfermos" y "niños que han sido separados de sus padres y de otros miembros de su familia", expresó, añadiendo que "dentro del centro están separados de sus hermanos, y ellos necesitan estar con sus hermanos en este momento".
"Muchos de ellos no están bañados y dicen que tienen hambre", continuó la letrada. "Algunos de estos niños se quedaban dormidos durante las entrevistas con nosotros" y "también hablaban de lo mareados que están, de los dolores de cabeza que tienen".
Escándalo y renuncias
Tras la fuerte reacción pública generada por las alarmantes condiciones en el centro de detención, el jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., John Sanders, anunció su dimisión para el próximo 5 de julio, sin revelar cuáles han sido los motivos de su decisión.
Al comentar esta renuncia, Donald Trump se ha abstenido de mencionar la grave situación en que viven los menores en el centro y tan solo quiso alabar a su servicio de protección fronteriza, afirmando que el único problema es que "no se les permite hacer su trabajo".
Disputas partidarias
Mientras, el Congreso de EE.UU. permanece bloqueado por la lucha bipartidista. Los demócratas han logrado aprobar fondos en la Cámara Baja para aliviar la crisis en la frontera y ayudar a las familias migrantes. Su proyecto de ley especifica que solo se pueden usar los recursos para fines humanitarios y no para el muro fronterizo ni realizar redadas.
Sin embargo, esta iniciativa tiene pocas probabilidades de prosperar en el Senado, controlado por los republicanos. Además, la Casa Blanca ya ha anunciado que aconsejará a Trump vetar el documento.
Trauma para toda la vida
"Descubrimos que la Administración envía a los niños de vuelta a la instalación en Clint, Texas, de donde solo unos días antes habían sido retirados después de semanas sin una ducha o cambio de ropa", expresó la presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, durante un debate sobre el tema.
Kevin McCarthy, líder de la minoría republicana en el Congreso de EE.UU., respondió que "han pasado 56 días desde que la Administración Trump pidiera fondos de emergencia para abordar la crisis humanitaria en la frontera sur", pero "los demócratas, han rechazado un proyecto de ley para proporcionar la ayuda que se necesita no una, ni dos, ni siquiera diez veces, sino 18 veces".
En opinión del periodista internacional José Manzaneda, el trato que el Gobierno de EE.UU. le da actualmente a los migrantes, y en especial a los niños, es "absolutamente vejatorio e increíblemente duro", por lo cual estos menores corren el riesgo de "sufrir en algunos casos verdaderos traumas psicológicos que les puede durar toda su vida".