Recientemente se firmó en Bruselas (Bélgica) un acuerdo de intercambio de bienes y servicios entre la Unión Europea (UE) y el Mercado Común del Sur (Mercosur), cuyo pacto ya despertó voces a favor y en contra.
Por lo pronto, la Comisión Europea estimó que gracias al convenio se producirán 88.000 millones de euros —la cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) mundial— y 780 millones de personas serán partícipes en ambos continentes. Asimismo, se calcula que los sectores involucrados podrán ahorrar unos 4.000 millones de euros en impuestos, ya que se suspenden los aranceles en el rubro automotriz, la industria textil y las maquinarias.
Críticas de industriales sudamericanos y agrarios europeos
Con este marco, varios sectores ya plantearon su oposición a este arreglo, al considerar que podrían peligrar sus negocios o fuentes de trabajo. Por ejemplo, en Francia, desde el sector ganadero denunciaron que si ingresan los productos de Brasil y Argentina su producción se vería perjudicada.
Los ecologistas de esa nación también criticaron que se haya firmado el acuerdo con el presidente brasilero, Jair Bolsonaro, quien ha planteado sacar a su país del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Al respecto, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Ernesto Araújo, dijo este martes que su nación se compromete a respetar esas responsabilidades asumidas con el medio ambiente, siguiendo la línea de argumentación que la semana pasada Bolsonaro ofreció al mandatario francés, Emmanuel Macron.
En Sudamérica, la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur advirtió que el acuerdo comercial es una "sentencia de muerte" para las industrias locales. En contrapartida, el presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Carlos Achetoni, destaca que el trato puede ser "beneficioso" para su sector. En ese país sudamericano, gran parte de la producción agrícola y ganadera es destinada hacia la exportación, que ahora tendrá menos cargas impositivas en Europa.
"El acuerdo debería ser equilibrado"
Desde España, el director de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA), Jenaro Aviñó, señala: "La UE y el Gobierno español han utilizado a la agricultura europea como moneda de cambio para beneficiar a otros sectores industriales". Además, considera que "eso va a tener una repercusión muy negativa en la agricultura y ganadería europea".
En sintonía, el director de Relaciones Internacionales de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA), Ignacio López, opina que "hay una serie de intereses no necesariamente agrícolas en el pacto". Y detalla: "Sectores de servicios, energía y finanzas". A su vez, repasa que "España fue quien promovió desde hace 20 años la reanudación del acuerdo". Sin embargo, cree que ello no debería ser "a costa de los agricultores y ganaderos" locales.
En ese sentido, subraya que la semana pasada diversas agrupaciones y cooperativas agrarias le solicitaron al Gobierno español "que tuviera en cuenta los intereses agrarios a la hora de negociar un acuerdo, que debería ser equilibrado y tener en cuenta a todos los sectores".
Si te ha gustado, ¡compártelo con tus amigos!