Amazon ha admitido que algunos de los datos que graba su servicio de asistente digital, Alexa, no desaparecen de los servidores de la compañía ni siquiera cuando el usuario los elimina manualmente. Estas revelaciones, descritas por Amazon en una carta al senador demócrata estadounidense Chris Coons fechada del 28 de junio, arrojan aún más luz sobre las prácticas de privacidad de la empresa.
En su carta Amazon explica que cuando un usuario elimina manualmente la versión de audio de los datos, esta se borra de sus sistemas de almacenamiento primario, pero algunas versiones de texto permanecen durante un tiempo desconocido en sistemas de almacenamiento separados.
"No almacenamos el audio de la respuesta de Alexa. Sin embargo, es posible que sigamos conservando otros registros de las interacciones de Alexa con los clientes, incluidos registros de acciones que Alexa realiza en respuesta a la solicitud del cliente", responde Brian Huseman, vicepresidente de políticas públicas de Amazon.
La carta también señala que la compañía, e incluso los desarrolladores de habilidades de Alexa, pueden mantener un registro de cada una de las transacciones o actividades rutinarias programadas que un usuario realiza con los altavoces inteligentes Amazon Echo. Esto, según Amazon, asegura que la tarea sea fácilmente repetible y conveniente para el usuario.
"Utilizamos los datos que recopilamos de los clientes para proporcionar el servicio de Alexa y mejorar la experiencia del cliente, y nuestros clientes saben que su información personal está segura con nosotros", aseguró Huseman.
El vicepresidente de políticas públicas ha señalado que la eliminación de la grabación de voz podría borrar los datos subyacentes o impedir que Alexa realice correctamente la tarea solicitada, como por ejemplo configurar alarmas recurrentes, recordatorios de fechas o enviar mensajes a amigos.
"Entrenar a Alexa con grabaciones de voz y transcripciones de una amplia gama de clientes ayuda a garantizar que Alexa funcione bien para todos", aseguró Huseman.
En abril causó indignación la noticia de que los dispositivos de Amazon que tienen instalado Alexa exponían a miles de desconocidos todo lo que graba el propietario del aparato.
Las fuentes detallaron que trabajadores y contratistas de todo el mundo se dedicaban a analizar fragmentos de audio para ayudar a entrenar la inteligencia artificial de Alexa. Concretamente, personas en países como EE.UU., Costa Rica, India y Rumania procesaban cada uno cerca de 1.000 fragmentos de audio al día en turnos de nueve horas.