El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el mandatario de Irán, Hasán Rohaní, han acordado este sábado en el marco de una llamada telefónica de más de una hora, evaluar las condiciones para reanudar el diálogo sobre el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) con todas las partes antes del 15 de julio.
Durante la conversación Macron destacó su preocupación por un posible mayor debilitamiento de dicho acuerdo nuclear y las "consecuencias que inevitablemente" tendrán lugar en caso de que Irán siga su línea de reducciones adicionales a sus compromisos, ha revelado el Palacio del Elíseo mediante un comunicado.
Al mismo tiempo, prometió continuar las consultas tanto con Teherán como con otros países firmantes del tratado para lograr una reducción de las tensiones relacionadas, en particular, con la escalada entre la República Islámica y EE.UU.
Por su parte, el presidente iraní tachó la presión que ejerce Washington contra su nación como un "acto de terrorismo y una guerra económica en toda regla", cuya continuación "puede llevar a otras amenazas en la región y en el mundo".
Además, indicó que a pesar de estas medidas restrictivas por parte de EE.UU., Irán ha intentado salvar el acuerdo nuclear "durante los últimos 14 meses con una paciencia estratégica". También el líder iraní instó a la Unión Europea a "cumplir con sus responsabilidades en virtud de los tratados internacionales y las resoluciones de la ONU" para intensificar los esfuerzos para salvar el JCPOA.
Cabe mencionar que este domingo expira el plazo que Teherán le dio a los países europeos para que cumplan con sus obligaciones en el marco del acuerdo nuclear y protejan los intereses económicos iraníes frente a las sanciones de EE.UU. Así, el principal negociador iraní sobre el acuerdo nuclear, Abbás Araqchí, tiene previsto anunciar este 7 de julio reducciones adicionales a los compromisos de la República Islámica en el marco del citado acuerdo nuclear.
El 1 de julio, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif, anunció que su país había superado el límite de reservas de uranio poco enriquecido que le estableciera el acuerdo nuclear. El convenio en cuestión limitó a 300 kilogramos la cantidad de uranio enriquecido (de hasta un 3,67%) que puede poseer la República Islámica.
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