Un equipo de científicos rusos y noruegos descubrieron el pasado 9 de julio una fuga radiactiva en el submarino de ataque de propulsión nuclear soviético K-278 'Komsomolets' que se hundió en el mar de Noruega hace 30 años, informa el canal TV2.
El hallazgo fue el resultado de una expedición a bordo del buque de exploración 'G.O. Sars'. Los expertos utilizaron un robot submarino operado a distancia (ROV, por sus siglas en inglés) para explorar el enorme objeto metálico que yace a 1.665 metros de profundidad.
De esta manera, tomaron muestras de agua en el sistema de ventilación del sumergible y detectaron un nivel de contaminación radiactiva que supera 100.000 veces el normal, señaló Hilde Elise Heldal, investigadora del Instituto Noruego de Investigación Marina y jefa de la expedición actual.
"Los niveles que encontramos aquí están en 100 becquereles (Bq) por litro", detalló Heldal. Y recordó que en 2007, otra misión rusa también había constatado emisiones radiactivas, aunque de menor intensidad.
Asimismo, la investigadora indicó que los resultados son preliminares y que examinarán las muestras "más a fondo" cuando regresen.
La nave aún contiene dos torpedos nucleares a bordo, cuyas ojivas poseen cerca de tres kilogramos de plutonio-239, con un diámetro similar al de una pelota de tenis. Si bien el período de semidesintegración ronda los 24.000 años, la presencia del material radiactivo no constituye una amenaza para la ecología ni para la pesca, ya que hay escasas especies marinas a esa profundidad.
Incendio en la sala de máquinas
Este submarino militar soviético formaba parte de un proyecto único gracias a su poderoso reactor nuclear, su casco de titanio extremadamente resistente y costoso y su capacidad para alcanzar grandes velocidades. Además, alcanzó el récord de inmersión de 1.027 metros en 1985.
El hundimiento del 'Komsomolets' fue uno de los peores accidentes en la Marina de la URSS. Ocurrió el 7 de abril de 1989 a causa de un incendio en la sala de máquinas y le costó la vida a 42 de los 69 miembros de la tripulación. Mientras tanto, expertos de Rusia y Noruega planean continuar monitoreando regularmente el nivel de radiactividad en el lugar.
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