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Cómo el Orgullo Gay se convirtió en un motivo más de discordia en el crispado panorama político español

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Ciudadanos, que se ha sentado con la formación ultraderechista Vox para alcanzar pactos de gobierno regionales, se presentó en la manifestación con su propia pancarta "para reivindicar" y "celebrar" los derechos del colectivo LGTBI.
Cómo el Orgullo Gay se convirtió en un motivo más de discordia en el crispado panorama político español

Las dificultades que están experimentando los principales partidos políticos españoles para entenderse y alcanzar acuerdos están poniendo en peligro la gobernabilidad del país. Se agota la cuenta atrás hacia el debate de investidura del líder socialista Pedro Sánchez –que se desarrollará entre el 22 y el 25 de Julio–, y el país está en ese momento en el que las diferentes formaciones deberían estar ultimando ya su acomodo en el Congreso. Lejos de ello, el ámbito político español ofrece en cambio constantes desencuentros, algunos de los cuales empiezan a derivar en verdaderos conflictos. 

Uno de ellos, que ha marcado durante días la actualidad del país, es el surgido entre el PSOE y Ciudadanos, a raíz de lo sucedido durante la celebración de las llamadas Fiestas del Orgullo de Madrid, una reivindicación festiva y mundialmente famosa de los derechos del colectivo LGTBI. En el marco de estas fiestas, estaba previsto que una multitudinaria manifestación, convocada por las principales asociaciones nacionales y regionales del colectivo, recorriera  las principales vías del centro de la ciudad. Nada de ello constituía una verdadera novedad con respecto a años anteriores.

Sin embargo, en el inflamable agitado político español, cualquier reivindicación social con suficiente alcance corre el riesgo de ser parasitada por los partidos políticos y convertirse en el germen de un conflicto. Y así ocurrió este año. Ciudadanos, un partido que forma parte de algunos gobiernos regionales (como el de Andalucía) con el apoyo de la formación ultraderechista Vox, se presentó en la manifestación con su propia pancarta "para reivindicar" y "celebrar" los derechos del colectivo LGTBI, tal como habían avisado unos días antes, en un video en el que una desafiante Inés Arrimadas, destacada diputada del partido, decía: "Allí donde se defiende la libertad, siempre estará Ciudadanos, le pese a quien le pese".

No es extraño que los partidos políticos quieran sumarse a las reivindicaciones sociales o hermanarse con un movimiento tan amplio y cargado de merecida épica social como el del orgullo LGTBI, aunque tan sólo sea por congraciarse con un sector de la sociedad al que puedan seducir electoralmente. Sin embargo, Ciudadanos en este caso se presentaba en la fiesta tras mostrar en varias ocasiones su transigencia con las posturas de Vox, un partido abiertamente dispuesto a derogar una parte considerable de la legislación que protege, precisamente, los derechos del colectivo LGTBI.

Durante los días previos a la celebración, se preveía con total claridad que la visita de una comitiva de Ciudadanos a la manifestación de Madrid Orgullo 2019 iba a ser conflictiva. De hecho, la expresión "le pese a quien le pese" que declamaba Arrimadas en su vídeo connotaba claramente una lúcida consciencia de que su presencia allí no sería neutra

Hay que tener en cuenta que tanto el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) como la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), entidades organizadoras de la manifestación, denegaron a Ciudadanos la participación en la marcha con una carroza, puesto que desde la formación de Arrimadas se negaron a firmar el manifiesto del evento, que condena explícitamente las políticas de extrema derecha, por considerarlo un "documento político". 

Finalmente, se les permitió participar con una pancarta propia. En la que llevaron, del mismo color naranja que identifica al partido, no había ninguna proclama ni mención en favor de los derechos LGTBI, sino un escueto 'Al Orgullo ¡vamos!', que venía a subrayar en cierta manera lo que Arrimadas había anunciado en su video.

La respuesta de los manifestantes presentes en la marcha reivindicativa a la presencia de Ciudadanos fue muy explícita. Hubo abucheos, recriminaciones, gestos de repulsa e incluso lanzamiento de algunos objetos, en una tensión creciente que provocó que la policía terminara recomendando a los representantes de Ciudadanos que abandonaran la manifestación

Los líderes de la formación naranja, con Arrimadas al frente, no tardaron en quejarse de lo sucedido, llegando a referirse a los que mostraron su hostilidad como "intolerantes que se asemejan mucho a los fascistas". 

Poco después, las quejas de Arrimadas elevarían su tono y su alcance, y llegarían a acusar al propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de alentar una respuesta agresiva contra Ciudadanos, por haber vaticinado que su cercanía a Vox tendría "consecuencias".

¿Apoyo al movimiento LGTBI o "show victimista"?

La postura de Ciudadanos, tanto en su decisión de ir a una manifestación LGTBI donde a todas luces no iban a ser bienvenidos, como sus quejas posteriores, han concitado innumerables críticas. 

No era la primera vez que miembros del partido de Albert Rivera se presentaban en un entorno manifiestamente hostil para criticar poco después la términos en que habían sido recibidos. Anteriormente, siendo una formación presentada a nivel nacional como un bastión contra el independentismo y defendiendo rabiosamente la unidad territorial, los líderes de Ciudadanos insistieron en organizar mítines en localidades vascas o catalanas.

Nadie les negaba su derecho a hacerlo, pero tras varias ocasiones, acabó percibiéndose como un 'modus operandi' más cercano a la conflictividad intencionada que a la defensa legítima de los intereses de sus votantes.

En esencia, su voluntad de acudir al orgullo, sabiendo que una gran parte del movimiento LGTBI repudiaba sus relaciones con Vox, se percibió inevitablemente como un paso más en esa supuesta estrategia política basada en la confrontación y el victimismo posterior. En pocas palabras, se percibió como un "show victimista" por parte de Ciudadanos.

A todo esto, se sumaron las críticas a la actitud de Inés Arrimadas durante la fiesta, que fue tildada de "chulesca" y "provocadora", a partir de varias imágenes captadas durante su participación en la manifestación.

Sea como fuere, los acontecimientos terminaron pareciéndose mucho al "guión" que los comentaristas más críticos con Ciudadanos previeron que se cumpliría "punto por punto".

Inés Arrimadas denunció las "agresiones" sufridas y, a nivel mediático, la celebración de Madrid Orgullo 2019 quedó considerablemente eclipsada por este conflicto en particular.

En los días siguientes, Arrimadas insistiría en múltiples ocasiones en sus críticas al ministro Grande-Marlaska, al que tachó de "irresponsable" por haber puesto "la diana en Ciudadanos", llegando a exigir su dimisión. Ciudadanos ahondaba de esta manera en la brecha que les separa del PSOE, y prácticamente eliminaba las ya de por si muy escasas posibilidades de entendimiento o colaboración de cara a la investidura.

Sin embargo, las virulentas quejas públicas de Inés Arrimadas sobre lo sucedido en la manifestación no se corresponden con la versión de los hechos que ofrece la Jefatura Superior de Policía de Madrid, que en su informe definitivo sobre los incidentes registrados el pasado sábado concluye que no se produjeron "agresiones físicas" a los militantes de Ciudadanos.

Es más: en la denuncia que presentó el partido de Albert Rivera este miércoles ante la Fiscalía General del Estado por estos mismos sucesos, Ciudadanos tampoco habla de "agresiones físicas". Sí han incluido en ella, en cambio, algunos memes y viñetas satíricas que critican, precisamente, la actitud victimista de Inés Arrimadas. En estos memes y viñetas, los autores de la denuncia perciben "un alto contenido de odio". 

El difícil entendimiento entre el PSOE y Podemos

Mientras tanto, las  sucesivas reuniones entre Pedro Sánchez y el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, no han servido para lograr ningún avance con respecto a la investidura del líder socialista, y por extensión, a la gobernabilidad de España. 

Mientras Iglesias exige un gobierno de coalición, con miembros de su partido en el gabinete ministerial, Sánchez descarta completamente esta opción.

Tras varios desencuentros, la dinámica de negociación entre ambas formaciones parece haberse corrompido hasta el punto en que comienza a filtrarse a los medios parte del contenido de los encuentros. Así, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, aseguraba que Pablo Iglesias "quiere cargos y reclama la vicepresidencia", mientras desde Podemos aseguran que eso es "completamente falso" y afirman haber constatado durante las reuniones "que Pedro Sánchez no quiere negociar, sino que intenta imponer unilateralmente un gobierno de partido único".

No obstante, en una entrevista en Antena3, recogida por Europa Press, Pablo Iglesias se ha mostrado optimista, asegurando que la negociación "acabará bien", y que las dificultades que atraviesa se deben a que "la cultura de la coalición es algo nuevo en España". "Estoy convencido de que Pedro Sánchez no cometerá la irresponsabilidad de repetir elecciones", dijo el líder de Podemos, que se mostró en todo momento seguro de que habrá un gobierno de coalición en septiembre entre su partido y el PSOE. 

David Romero

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