Una mujer fue por una rinoplastia y le amputaron parte de la nariz
La española de origen marroquí Badiaa Zahri acudió en el 2015 a una clínica estética para someterse a un tratamiento que mejorara el aspecto de su nariz, pero a partir de ese momento comenzó una auténtica pesadilla.
El cirujano que la atendió le recomendó hacerse una rinoplastia cerrada. Zahri aceptó y se sometió a la cirugía; pero, desde el postoperatorio notó que el procedimiento no había salido bien.
Cuando acudió a quitarse la escayola descubrió que su nariz estaba "gravemente dañada, con hundimientos, marcadas cicatrices y excesivamente corta", dice una nota de prensa de Lex Abogacía, bufete que llevó su caso.
Según el relato, "el cirujano achacó el resultado a una ulceración causada por la escayola que la paciente portó tras la operación".
Sin embargo, los abogados lograron demostrar que, pese a que la técnica quirúrgica estaba correctamente indicada, "los daños no derivaban de las escayola, sino de una ejecución negligente de la cirugía, causando a la paciente un triple perjuicio a nivel estético, funcional y psicológico".
Sentencia: 100.000 euros
El Juzgado de Primera Instancia número 44 de Madrid, que llevó la causa, determinó que "efectivamente la técnica quirúrgica empleada era la indicada, pero fue mal ejecutada, resecando más tejidos de los necesarios".
Señaló que como consecuencia de esta mala praxis hubo lesiones físicas, como insuficiencia ventilatoria derecha (dificultad para respirar por el orificio derecho); psíquicas, un trastorno de adaptación con ansiedad mixta y estado de ánimo deprimido; y estética, porque Zahri quedó con un nariz recortada, asimétrica, con cicatrices y molestias.
Por esta mala praxis, la afectada, quien trabajaba siempre cara al público, deberá ser indemnizada con 69.880,30 euros, cantidad que con los intereses asciende a cerca de 100.000 euros.