Un petrolero abandonado frente a las costas de Yemen, y descrito como una "bomba flotante", tiene el potencial de crear un auténtico desastre ambiental. Fruto de la batalla entre el Gobierno yemení y los rebeldes hutíes, el buque Safer FSO, que contiene más de un millón de barriles de petróleo, ha estado varado cerca del puerto de Ras Isa por varios años.
Mark Lowcock, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios, declaró ante al Consejo de Seguridad del organismo la semana pasada que la agencia planeaba enviar un equipo de evaluación al petrolero, pero no pudo obtener los permisos necesarios. Aseguró que las autoridades hutíes que controlan la región "continúan demorando" el procedimiento, a pesar de que ellos mismos solicitaron asistencia a la ONU a principios del año pasado.
Según los expertos, la nave se está erosionando rápidamente, por lo que representa un peligro para el medio ambiente. Hay temores de que el petrolero podría explotar y provocar un derrame de crudo al mar.
"Debido a que los motores no han estado funcionando, los gases inertes que se bombean a los tanques de almacenamiento para detener la acumulación de gases explosivos del aceite no han entrado allí, por lo que existe la preocupación de una explosión catastrófica", comentó a CNN Doug Weir, director de investigación y políticas del Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente del Reino Unido.
Fruto del conflicto
El barco en sí es conocido como el terminal flotante de almacenamiento y descarga más seguro. Sin embargo, no ha estado operativo desde marzo de 2015, cuando la región cayó bajo el control de los rebeldes hutíes. A pesar de las interrupciones en la producción causadas por el conflicto, se cree que aún puede contener alrededor de 1,14 millones de barriles de crudo.
El hecho de que los motores del Safer FSO no hayan sido puestos en marcha durante varios años (por carencia del combustible diésel), así como la falta de mantenimiento, expusieron la estructura del barco a un alto nivel de corrosión.
Buscando al culpable
En las conversaciones con la ONU, ambas partes en el conflicto se culpan mutuamente por no haber logrado llegar a una solución sobre qué hacer con el tanquero y su valiosa carga. Los hutíes quieren garantías de que podrán controlar los ingresos que produzca el petróleo allí contenido, valorado en 80 millones de dólares.
Por su parte, el Gobierno de Yemen, reconocido por las Naciones Unidas, advirtió en una carta a la ONU que esta "situación mala y en deterioro" amenaza con una "inminente catástrofe ambiental y humanitaria en el mar Rojo".
Asimismo divulgó un video de advertencia sobre lo que considera un desastre ambiental que podría eclipsar cualquier derrame de petróleo anterior. Se señala que el barco contiene cuatro veces la cantidad de petróleo liberado en el derrame del Exxon Valdez en 1989, generalmente considerado como uno de los peores desastres ambientales causados por el hombre en la historia.
El mes pasado, Lowcock advirtió al Consejo de Seguridad de la ONU de las posibles consecuencias para la región: "Si el petrolero se rompe o explota, podríamos ver la costa contaminada a lo largo del mar Rojo. Dependiendo de la época del año y las corrientes de agua, el derrame podría llegar desde Bab el-Mandeb hasta el canal de Suez, y potencialmente hasta el estrecho de Ormuz".