La red ferroviaria del Reino Unido ha sufrido grandes estragos debido a la nueva ola de calor que azota a varios países de Europa Occidental, informa el diario The Guardian.
Varias operadoras ferroviarias tuvieron que cancelar o retrasar sus servicios este jueves, el día más caluroso registrado en julio, cuando el termómetro superó los 38 grados centígrados en territorio británico.
Las altas temperaturas obligaron a reducir significativamente la velocidad de los trenes, debido al riesgo de que el calor extremo en los rieles pudiera ocasionar el descarrilamiento. Miles de pasajeros quedaron varados en las estaciones ferroviarias por el retraso de los trenes o porque sus viajes habían sido cancelados. En tanto las operadoras han aconsejado a la población evitar viajar.
Se espera que las temperaturas comiencen a normalizarse durante este fin de semana en las islas británicas. No obstante, un comité del Gobierno ha advertido que el Reino Unido no está preparado para el aumento de las temperaturas que se espera con el calentamiento global.
Según los pronósticos, esta nueva ola de calor alcanzó su punto máximo este jueves, con temperaturas que podían llegar hasta 40 grados centígrados en Países Bajos, Bélgica y Alemania. En junio, Hungría, Polonia, Austria, República Checa, Eslovaquia o Francia rompieron récords históricos. París, por citar un ejemplo, alcanzó los 41 grados Celsius.