En EE.UU. muchos auguraban el final de la trama rusa. Primero, por los testimonios de Robert Mueller. Y últimamente, por el fracaso de la demanda del Comité Nacional Demócrata contra la campaña de Trump, Rusia y Wikileaks por el 'hackeo' de sus servidores.
Pero con las elecciones cada vez más cerca, la idea retoma vigor. Esta vez salpica al senador republicano Mitch McConell, calificado como "agente ruso" por los demócratas a pesar de su tradicional postura de dureza hacia Moscú.
McConnell, el líder de la mayoría del Senado, se ha visto objeto de críticas esta semana tras rechazar considerar un proyecto de ley sobre seguridad electoral elaborado para impedir una supuesta nueva intervención de Rusia en los comicios presidenciales de 2020.
El republicano se defendió calificando las críticas contra su persona de "macartismo de nuestros días", refiriéndose a un término que se utiliza en relación a acusaciones de deslealtad, subversión o traición a la patria sin presentar pruebas que tiene su origen en la 'caza de brujas' contra comunistas que se vivió en el país norteamericano en la década de 1950.
"La idea de la trama rusa es una especie de espada de Damocles situada encima de la cabeza de Donald Trumppara que mantenga la política de tensión hacia Rusia y no una política de distensión, y los resultados son ridículos", comentó el analista internacional César Vidal.
El experto precisó que dado que las acusaciones de supuesta intervención aludían a algunas informaciones mediáticas extranjeras que podrían influir en el resultado de elecciones, entonces "no debe de haber ninguna elección en ningún país del mundo que no esté mediatizada por ningún país extranjero".