Movimientos de grupos islamistas radicales sugieren que el actual periodo de relativa ausencia de atentados terroristas a nivel internacional podría finalizar antes de fin de año, señala un reporte de un equipo supervisor especializado del Consejo de Seguridad de la ONU.
"Es posible que hasta 30.000 de los que viajaron al llamado 'Califato' sigan vivos y sus perspectivas seguirán siendo motivo de preocupación internacional en un futuro previsible", reza el informe, basado en información de inteligencia provista por Estados miembros de Naciones Unidas.
En detalle, el supervisor estima como "poco probable" que la amenaza de Al Qaeda, el Estado Islámico (EI) o grupos similares disminuya, y subraya que las naciones citadas en el estudio "están de acuerdo" en que muchos de los factores subyacentes que dieron lugar al surgimiento de estos grupos siguen existiendo.
"Algunos se convertirán en líderes o agentes de radicalización, incluso en las cárceles, si son procesados con éxito en los Estados miembros que no están en condiciones de hacer frente a este reto dentro de sus sistemas penales", indica el reporte.
El equipo advierte que estos líderes pretenden "adaptarse, sobrevivir y consolidarse" principalmente en Irak, y establecer "células durmientes" en Siria y otras zonas "como preparación para un eventual resurgimiento". Añade que los extremistas utilizan la propaganda para mantener un "califato virtual".
"Si cuenta con tiempo y espacio para reinvertir en una capacidad de operaciones externas, el EI dirigirá y facilitará ataques internacionales", reza el informe, en el que se estima que el grupo dispone de entre 50 y 300 millones de dólares para dirigir y facilitar atentados terroristas.
"Por lo tanto, es posible que la reducción actual de esos ataques no dure mucho tiempo, posiblemente ni siquiera hasta finales de 2019", acota el reporte.
Se ha reportado una disminución en la cantidad de ataques terroristas desde el periodo entre 2015 y 2016, cuando cientos de personas perdieron la vida por esta causa en países como Francia, Bélgica y Alemania. Unos 6.000 ciudadanos europeos habían viajado a Irak y Siria para unirse a grupos extremistas, y se estima que alrededor de 2.000 ya se encuentran de vuelta en Europa.
Esta semana, el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró que su país puede liberar a 2.500 combatientes del EI si las autoridades de la Unión Europea no los acogen. "EE.UU. no quiere ver cómo estos combatientes se despliegan por Europa, adonde se espera que vayan", había afirmado Trump.