Las fuerzas de seguridad de Kirguistán no han logrado detener al expresidente del país Almazbek Atambáyev, como señalaban informaciones anteriores en medios locales. El exmandatario es sospechoso de corrupción, de apoyar la conversión de tierras, de liberar de la cárcel a un peligroso delincuente y de suministrar ilegalmente carbón a la central termoeléctrica de la capital del país, así como de adquirir de forma ilícita un terreno en la aldea de Koy-Tash, cerca de Biskek, para la construcción de una vivienda.
Allegados al exmandatario confirmaron a los medios que los uniformados trataron de ingresar a su casa en Koy-Tash y afrontaron la resistencia de parte de los partidarios de Atambáyev. Según el asesor de Atambáyev, Farid Niyázov, las fuerzas de seguridad no lograron detener al expresidente.
Durante el operativo en las inmediaciones de la vivienda del expresidente kirguís detectaron la presencia un helicóptero y técnica especial, y se produjo un intercambio de disparos. Reportan decenas de heridos, al menos cinco de ellos, de bala. El Comité Estatal de Seguridad Nacional de Kirguistán ha comentado a Interfax que durante la operación las fuerzas de seguridad no utilizaron armas letales y estaban equipadas únicamente con balas de goma.
- El 27 de junio el Parlamento kirguís votó a favor de privar a Atambáyev, quien estaba al mando del país entre 2011 y 2017, de la inmunidad y el estatus de expresidente, lo cual abrió la puerta para procesarlo por cargos penales. Su defensa opina que esta decisión va en contra de la Constitución nacional.
- Por su parte, el exmandatario se considera víctima de una persecución política por parte del actual Gobierno y tilda de "disparate" todas las acusaciones en su contra. También había advertido que tenía armas conmemorativas y que iba a oponer resistencia armada en el caso de un intento de toma de su vivienda.