Como parte de su política de vivienda, el Gobierno lanzó en 2016 unos créditos conocidos como 'UVA'. La promesa era que la cuota saldría lo mismo (o menos) que alquilar. Pero con el paso del tiempo, el algoritmo se disparó al ritmo de la inflación: desde que asumió Mauricio Macri ya es de más de 180 %. La crisis económica generalizada no colaboró y miles de familias que empezaron a estar complicadas al momento de pagar se organizaron. "Hemos pasado muchas noches sin dormir por no llegar a fin de mes", contó a RT uno de los integrantes de Hipotecados UVA Autoconvocados. ¿Cómo fue que se les complicó tanto la vida?
El Ejecutivo acaba de prometer que suspenderá esa forma de ajuste por cuatro meses, como parte de las medidas que el Gobierno intenta lanzar para resolver la crisis desatada tras las elecciones. Pero hay desconfianza y dudas sobre si sucederá.
"Para acompañar a quienes compraron su casa a través de un crédito hipotecario UVA, estamos manteniendo el valor de sus cuotas por cuatro meses. Hasta diciembre, la cuota que pagarán será igual a la que pagaron en agosto", informó este jueves el presidente Macri. Además aseguró que el Estado "se hará cargo de la diferencia" hasta fin de año y que en 2020 se discutirá "cómo continúa la asistencia".
El sistema de crédito (que es solamente para vivienda única) funciona así: el préstamo del banco se calcula con base a la UVA (Unidad de Valor Adquisitivo) que, a su vez, van ajustándose en función de la inflación medida por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Además, se suma la tasa de interés del banco.
Bajo este modelo, si a alguien le prestan una UVA de cien pesos, al año siguiente debe devolver esos cien, más la inflación calculada por el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República) y el interés de la entidad bancaria.
"Probablemente este mes no pueda pagar"
Santiago es enfermero. Cristina, su compañera, médica. Están juntos hace cinco años y el primer lugar en donde convivieron fue en un departamento en un segundo piso en San Martín (Provincia de Buenos Aires).
Con el paso del tiempo y tras algunos problemas de salud de Cristina, el traumatólogo le prohibió subir las escaleras, y como en el edificio en el que vivían no había ascensor, tuvieron que pensar en otra alternativa. Analizaron alquilar el que tenían y con eso pagar un planta baja, hacer un 'pasamanos'. "Pero en ese momento anunciaban con bombos y platillos los créditos UVA y que la inflación iba a hacer de diez puntos con un margen de dos puntos de error", contó.
Entonces les dio intriga y averiguaron cuánto les prestaría un banco. Al principio todo sonaba bien. "El banco nos informó que al momento de que nos dieran el dinero nos daban el equivalente en algo llamado Unidad de Valor Adquisitiva. Nos dijeron 'sus cuotas van a ser fijas de acá a 20 años, nos van a pagar todos los meses una cantidad fijas de UVA, ni una más ni una menos'", relató.
El banco les prestó 2.100.000 pesos (unos 36.680 dólares), pusieron el departamento que tenían como forma de pago y accedieron a su casa en planta baja y con patio para los perros. El tema llegó cuando entendieron el sistema:
—¿Pero cuánto vale el UVA? - preguntaron a la entidad.
—Ah, eso le tenés que preguntar al Banco Central.
"Las primeras cuotas las pagamos a 17.600 pesos. Un año y medio después estoy pagando 32.600. Al menos hasta ahora. Me tengo que volver a fijar y probablemente este mes ya no lo pueda pagar", concluyó. La aclaración es porque, sin ir más lejos, solo ayer y tras el triunfo de la oposición en las elecciones primarias (PASO), el peso se devaluó más de 20 % en un día.
"Si bien el crédito no está dolarizado, hay una relación muy directa entre devaluación e inflación. Cuando hay una devaluación fuerte se viene un aumento de precios. Es decir, que va a impactar con cierta demora. En septiembre va a salir el índice de agosto y, recién cuando se publique, se va a utilizar eso para actualizar las cuotas del mes siguiente, en octubre", explicó a este medio Federico Wahlberg, vocero de los Autoconvocados.
Además, puntualizó que lo que reclaman como colectivo es que se congele por un tiempo la actualización de la cuota, como una especie de transición, para discutir cómo salir del sistema UVA: "La idea es que los créditos se rijan por otro criterio: que se indexe teniendo en cuenta la evolución de los salarios o que se pase a sistema más tradicional de cuotas fijas".
"Un sistema que te sobreendeuda"
Santiago es monotributista y a su compañera le redujeron las horas que trabaja en el hospital. Se mudó con ellos su suegro y aporta con la jubilación. En total, ella cobra 36.000 pesos (628 dólares). Y más de 32.000 (559 dólares) se van al crédito. "Lo que queda es para pagar luz, el agua, el teléfono, el colectivo: no queda nada", cuenta. El banco (al ser un crédito hipotecario) se queda con el título de propiedad. "Entre las cláusulas dice que si me atraso tres meses me pueden ejecutar la vivienda y ellos cobrar su deuda. Básicamente, de ser dueños de un departamento pequeño pasamos a ser dueños de nada", concluyó.
La mora informada por el Banco Central de la República Argentina a enero de 2019 era de 304 personas (menos de un 1% de la cartera). Ese es uno de los argumentos de quienes defienden este tipo de créditos.
"Los que nos critican dicen que el nivel de mora es bajo. Es cierto, hablamos de los casos más extremos, pero nuestro reclamo generalizado es que es un sistema que te sobreendeuda. Pagamos cada vez más y lo que debemos, aumenta en pesos. Si alguien sacó un crédito en enero de 2018 de 2 millones de pesos a 20 años, hoy estaría debiendo alrededor de 3 millones y medio de pesos. Habría arrancado con una cuota 15.000 y ahora va por 26.000", precisó Wahlberg, que además de vocero de los Autoconvocados tiene un crédito UVA.
"Ya hay gente que está muy complicada. Pero no son las cuotas de una heladera, que si te demorás te cancelan la tarjeta. Si te retrasás con los créditos, el riesgo es perder la casa. Por eso la gente recorta la canasta básica, deja de pagar la luz, el gas, cualquier cosa antes que la vivienda. Necesitamos que haya medidas de compensación para los que estamos sobreendeudados. La idea es que baje la relación cuota-ingreso", describió.
El objetivo son los bancos: "Que resignen ganancias, que no sea el Estado el que tenga que poner plata para sacarnos de esta situación. Son los bancos los que tuvieron ganancias extraordinarias y están en condiciones de absorber este problema", explicó el vocero.
Karla tiene 38 años y un emprendimiento de diseño, fabricación y venta de ropa. Sus ingresos son los mismos que hace tres años. Es hija de una mucama y un carpintero. Ella y sus hermanos son los primeros de la familia que pudieron ir a la universidad. Y por eso todos y todas estaban muy emocionados cuando firmó la hipoteca. "Cuando vino mi papá a ver el departamento estaba re orgulloso de mí", contó a RT con la voz quebrada.
Para ella también es lógico que todavía haya baja morosidad. "La gente está haciendo cualquier cosa para aguantar. Yo almuerzo o ceno. Lo dije la vez pasada en los medios y no sé por qué les pareció tan fuerte la verdad. Yo no me voy a quedar en mi casa llorando que pierdo mi casa", contó.
Su vida adulta la hizo durante el kirchnerismo. "En esa época, mi hermana sacó un crédito hipotecario donde la cuota era fija. Yo vi cómo se hizo la casa y laburó para pagar la cuota. Entonces yo, que alquilaba, pensé: 'en el primer laburo que tenga empiezo a juntar'. Reuní 28.000 dólares y saqué este crédito", contó.
"Te imaginarás: cuando se fue a 50 % la inflación, empezó la pesadilla. La cuota me empezó a comer el 60 % de mi sueldo", relató Karla. Con el agregado de que su emprendimiento se fue complicando por la apertura de importaciones y tuvo que dejar la facultad. "Laburo de lunes a lunes, no veo a mi familia, no salgo con mis amigos. Todos los días me levanto a trabajar, termino de trabajar y me duermo. Es todo lo que hago, no tengo vida", definió.
Mientras hablábamos por teléfono se escuchaba un sonido agudo de fondo: era el microondas. Estaba calentando agua para bañarse porque no puede comprar un calefón. Lo mismo pasó cuando se le rompió el lavarropas y la cama.
Génesis de un fracaso
La historia empezó con una promesa de campaña: entre lo de "pobreza cero" y de que nadie perdería el trabajo, el presidente Mauricio Macri (entonces candidato) dijo en el debate presidencial con Daniel Scioli que pondrían en marcha un millón de créditos hipotecarios a 30años.
También aparecía escrito en sus propuestas de campaña. "La cuota mensual será parecida a la de un alquiler. Con nuestro plan, la ANSES presta a una tasa del 0%, pero que se ajusta cada año según un índice a convenir, probablemente una combinación de inflación y salarios", decía.
Sin embargo, cuando llegaron los créditos había algunas diferencias. Entre ellas, una central: el factor de evolución del salario no estaba contemplado.
Según el Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), la cuota que pagan aumentó un 147 % en términos nominales. "El problema radica en la ausencia de cláusulas que limiten el ajuste por inflación cuando los ingresos evolucionan por debajo", agregan en su informe sobre estos créditos.
En un estudio que hicieron desde el Colectivo de Autoconvocados figuran los datos disponibles hasta enero de 2019, que indican que se dieron 31.614 créditos UVA dentro de PROCREAR —"un programa que combina crédito hipotecario, ahorro de las familias y una bonificación del Estado nacional", como dice en su página web— y otros 100.969 financiamientos por fuera. Algunas estimaciones aumentan ese número, pero no están publicados los datos oficiales.
Pero además, al momento de lanzar los créditos UVA, se preveía una inflación de 10 puntos y solo en 2018 se disparó a 50. Wahlberg analizó: "Aunque nuestra apuesta es una solución política, no hay que dejar de tener presente, en el marco de los derechos de consumidor, que hubo publicidad engañosa: en el momento en que los lanzaron, la cuota inicial podía ser parecida a la de un alquiler y se iba a mantener la relación cuota-ingreso. Mucha gente entendía que no se iba a disparar porque el propio gobierno promocionaba que la inflación iba a ser del 10 por ciento".
De hecho, en el video promocional del Banco Nación prometen que la cuota será un porcentaje estable de los ingresos.
Los Autoconvocados, en un documento que presentaron en la Jefatura de Gabinete, dicen: "Si ellos se equivocan con grandes equipos que trabajan en las variables macroeconómicas, qué le queda al ciudadano de a pie".
Sobre la comparación con los alquileres, el CEPA indica [con base a un ejemplo] que, en el inicio, el desembolso total mensual producto del préstamo implicaba un 27 % más que seguir alquilando y que, para marzo de 2019, el monto "representa un 84% más que lo que hubiera correspondido en caso de seguir alquilando y manteniendo su ahorro invertido".
Desde el gobierno, el argumento es que se capitalizanen dólares. El otro sostén de la política del Ejecutivo es la que expresó el pasado miércoles en Córdoba el secretario de Vivienda de la Nación, Iván Kerr : "Si nosotros hacemos eso, modificar la ley de UVA, rompemos todos los contratos, sembramos inseguridad jurídica y los bancos no van a prestar nunca más".
Hace un año que los autoconvocados se reunieron y tras múltiples movidas —marchas, cartas, pedidos, reuniones y posteos— lograron instalar el tema en la agenda electoral.
Alberto Fernández, principal candidato opositor por el Frente de Todos, se refirió al tema: "Generaron una ilusión óptica, metieron a la gente en ese plan y ahora la gente está padeciendo. Hay que darles respuesta (...) El tema de la vivienda es un tema bastante más agudo. Yo estoy pensando en sacar el tema del Ministerio de Obras Públicas y armar un Ministerio de Vivienda y Hábitat porque es un problema muy grave y tenemos que atenderlo al margen de la obra pública".
Desde el oficialismo, poco antes de las PASO, anunciaron que para aligerar los efectos de la crisis económicas, el Estado absorbería la diferencia de aquellos a quienes se les encareció la cuota 10 puntos más de lo que hubiera sucedido si se ajustaba por el índice de salarios. Se trata de una compensación a través de un "subsidio temporario" de 15 meses. Para Wahlberg, "es la tercera vez que se anuncia por la tele una solución y luego no se hace efectiva: vas a los bancos y te dicen que ellos no saben nada ni tienen ninguna información".
Ahora, ante los nuevos anuncios, vuelve a reinar la incertidumbre. Todavía nada de eso es palpable para los hipotecados.
Julia Muriel Dominzain
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