Un grupo de los migrantes rescatados de los 107 que se encuentran a bordo del barco humanitario Open Arms, anclado a 800 metros de las costas de la isla italiana de Lampedusa, han saltado este lunes del barco. Desde hace 19 días el navío se encuentra a la espera de poder desembarcar en un puerto seguro.
Se trata de un nuevo intento desesperado de alcanzar las costas europeas a nado ante la negativa de las autoridades italianas de permitir la evacuación en el puerto más cercano, después de que hace dos días otro pequeño grupo de migrantes protagonizarán una situación análoga. Según la ONG los socorristas de la organización y los guardacostas italianos están intentando rescatar a las nueve personas. "La situación está fuera de control", han dicho en sus redes sociales.
Por su parte, España ha ofrecido al navío el puerto más cercano a su ruta para desembarcar. Pero el capitán del barco humanitario, Marc Reig, notificó este lunes tanto a España como a Italia "la imposibilidad de llegar a cualquier puerto español" porque "no puede extender la navegación ni siquiera por una hora".
De este modo, la ONG ha dejado en manos de ambos países el traslado de las personas rescatadas hasta costas españolas porque no pueden "realizar un viaje en estas condiciones".
Este martes la ministra de Justicia española, Margarita Robles, ha asegurado en una entrevista en la radio pública que el Gobierno español ofrecerá "en las próximas horas" una solución para esta "emergencia humanitaria" y ha sostenido que "España no va a mirar hacia otro lado como está haciendo el ministro Matteo Salvini".
Por su parte, el Gobierno italiano se ha ofrecido a emplear un buque de su propia Guardia Costera para llevar a España a los inmigrantes que quedan a bordo del Open Arms, y desembarcarlos en el puerto que indique el Gobierno español. A cambio, exigen a España que retire su bandera del barco para que no pueda seguir navegando.