Una investigación ha permitido determinar el origen de una erupción ocurrida en el siglo VI que contribuyó a generar un drástico descenso de la temperatura en la Tierra. El fenómeno fue ocasionado por el volcán Ilopango, de El Salvador, que lanzó partículas y gases hasta una altura de 50 kilómetros, publicó Quaternary Science Reviews.
Aquella erupción fue la segunda registrada con muy pocos años de diferencia. La primera se remonta a alrededor del año 536 y podría haber sido en Islandia o en Alaska (EE.UU.) y la segunda, la del Ilopango, ocurrió en el año 539.
Ambas hicieron que el clima se volviera más frío, con una caída de unos 15 grados Celsius, lo que derivó en la pérdida de alimentos y hambrunas.
Sobre la erupción en El Salvador, que creó la formación rocosa conocida como Tierra Blanca Joven, el geólogo de la Universidad Luterana de California (EE.UU.), Robert Dull, que dirigió el estudio, afirma que es la "más grande en América Central que los humanos hayan presenciado".
La clave estuvo en los árboles
Para poder comprobar la fecha de la erupción del Ilopango, los investigadores recogieron partes de tres troncos enterrados en ceniza volcánica ubicados a una distancia de entre 25 y 30 kilómetros del lago que hoy cubre la antigua caldera. "Las condiciones de preservación en ese sitio son algunas de las más notables que he visto", destacó el especialista, que agregó que "uno parecía un árbol recién caído".
Al estudiar los anillos de crecimiento y someter las muestras a análisis de carbono 14, establecieron que habrían muerto entre los años 500 y 545. Para calcular la fecha de la erupción, sumaron modelos atmosféricos que les permitieron estimar que el proceso ocurrió en el 539, lo que permitiría explicar el enfriamiento global, la hambruna y hasta la reducción temporal en la construcción de monumentos por parte de los mayas.