Un equipo de científicos europeos ha descubierto que las nanopartículas metálicas de las agujas para tatuar pueden trasladarse a través del cuerpo humano hasta los ganglios linfáticos y, ya que contienen alérgenos de níquel y cromo, son capaces de inducir alergias, al igual que los pigmentos utilizados en este proceso.
Antes de este nuevo estudio —publicado el 27 de agosto en la revista Particle and Fiber Toxicology— el mismo equipo hace dos años probó que las reacciones alérgicas de los tatuajes están causadas por los pigmentos, que se utilizan durante este proceso y que se transportan hacia los ganglios linfáticos, donde pueden permanecer durante años.
"No se trata solo de la limpieza del salón, la esterilización del equipo o incluso de los pigmentos. Ahora descubrimos que el desgaste de la aguja también tiene un impacto en su cuerpo", ha comentado Hiram Castillo a EurekAlert!, uno de los autores del estudio y científico ambiental del Centro Europeo de Radiación Sincrotrón (ESRF, por sus siglas en inglés).
"No cabe duda de que las partículas metálicas se derivan de la aguja del tatuaje como resultado de la molienda mecánica pura", añadió el coautor de la investigación, Bernhard Hesse, científico del ESRF.
Estudios a largo plazo
El tamaño de las partículas de cromo y níquel que los científicos encontraron en los ganglios linfáticos de las personas tatuadas varía de 50 nanómetros a 2 micrómetros. Con ello, las nanopartículas son más peligrosas que las micropartículas debido a su mayor relación superficie-volumen, lo que en consecuencia conduce a una liberación potencialmente mayor de elementos tóxicos.
Las nanopartículas también pueden ingresar directamente a las células. Por otra parte, pueden excretarse más fácilmente del cuerpo.
Los científicos advierten que hace falta realizar más investigaciones para entender claramente el impacto exacto en la salud humana, y el posible desarrollo de la alergia derivado del desgaste de la aguja, ya que se trata de efectos a largo plazo que solo pueden evaluarse en estudios epidemiológicos que controlan la salud de miles de personas durante décadas.