Unas extrañas pistas encontradas en unas rocas canadienses formadas hace miles de millones de años revelan una masiva y previamente desconocida muerte de organismos, mayor que la que supuso la extinción de especies en la época de los dinosaurios hace 65 millones de años, cuando la Tierra perdió casi tres cuartas partes de sus plantas y animales, sugiere un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Esta antigua extinción recientemente descubierta involucró a microorganismos que dieron forma a la atmósfera de la Tierra y finalmente allanaron el camino para el surgimiento de animales más grandes.
"Esto indica que incluso cuando la biología de la Tierra se compone completamente de microbios puede surgir lo que podría considerarse un enorme evento de extinción que no se registra en registros fósiles", señaló Malcolm Hodgskiss, el coautor principal del estudio, realizado por la estadounidense Universidad de Stanford.
El descubrimiento de huellas invisibles
Para descubrir las huellas de microorganismos que, lógicamente, no han dejado fósiles, el equipo de científicos recurrió al estudio de barita recogida en las islas Belcher de la bahía de Hudson. También conocida como baritina o espato pesado, la barita es un mineral no metálico que encapsula los registros de oxígeno en la atmósfera.
Las muestras de barita revelaron que la biosfera de la Tierra, la parte del planeta ocupada por organismos vivos, experimentó enormes cambios que terminaron hace aproximadamente 2.000 millones de años con una enorme extinción que también podría estar relacionada con la disminución de los niveles de oxígeno.
"El hecho de que esta muestra geoquímica se conservara fue muy sorprendente", dijo Hodgskiss.
Conclusión biológica
Esta relación entre la proliferación de la vida y el oxígeno atmosférico ha dado a los investigadores nuevas evidencias de la hipótesis de la Gran Oxidación, también conocida como Holocausto de Oxígeno o Revolución de Oxígeno: un enorme cambio medioambiental que ocurrió probablemente hace alrededor de 2.400 millones de años.
Según esta teoría, la fotosíntesis de microorganismos antiguos y la erosión de las rocas liberaron a la atmósfera una gran cantidad de oxígeno que desencadenó un crecimiento explosivo en la diversidad de minerales en la Tierra.
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