Desde mediados del siglo XX, cuando comenzó la carrera espacial, han tenido lugar más de 5.000 lanzamientos al espacio, que han provocado la acumulación de unos 23.000 objetos que aún permanecen en órbita. De todos ellos, solo unos 1.200 son satélites en funcionamiento, según la Agencia Espacial Europea (ESA). El resto ya no tiene ninguna utilidad y se clasifica como basura espacial, pero "se está convirtiendo en una preocupación mayor para la comunidad internacional", según declaró Simonetta Di Pippo, directora de la Oficina de Naciones Unidas para el Espacio Exterior (Unoosa), a la agencia EFE.
Tanto la Agencia Espacial Europea (ESA) como la Agencia Espacial Federal de Rusia (Roscosmos) estiman que existen alrededor de 700.000 objetos o fragmentos de más de un centímetro sin utilidad orbitando a gran velocidad –56.000 kilómetros por hora– en torno a la Tierra.
Un posible impacto de alguno de estos elementos contra un satélite en funcionamiento o contra la estructura de alguna estación espacial podría causar daños importantes y diversas disfunciones. "Debido al riesgo de colisión, los satélites de telecomunicaciones, y en general todos nuestros objetos funcionales en el espacio exterior, afrontan un riesgo creciente de daños por la basura espacial", indicó Di Pippo al respecto.
El riesgo es efectivamente creciente, en la medida en que cuantos más objetos hay en órbita, más probabilidades existen de que se produzcan colisiones, que a su vez producirían nuevos fragmentos de basura espacial orbitando a la deriva.
La basura espacial se clasifica por tamaño en tres categorías: los desechos de menos de un centímetro, de uno a 10 centímetros y de más de 10 centímetros. Mientras el impacto de restos espaciales de menos de un centímetro no supone ninguna amenaza significativa, los de varios centímetros no solo son los más numerosos, sino también los más peligrosos.
No hay legislación, pero hay ideas
Actualmente no existe ninguna regulación internacional que obligue a entidades estatales o a empresas privadas a evitar o limitar la producción de este tipo de deshechos, pero a lo largo de los años han aflorado diferentes iniciativas orientadas a reducir el volumen de esta materia tan inútil como peligrosa, como el diseño de objetos espaciales que desaparecen de la órbita una vez que cumplen su cometido o con proyectos para retirar la basura espacial ya existente.
Un ejemplo de ello es la propuesta que un grupo de científicos rusos lanzó durante la pasada primavera, consistente en capturar y sacar los desechos espaciales de la órbita de la Tierra, utilizando para ello un 'lazo espacial', un módulo que iría conectado por medio de un cable a los niveles superiores de los cohetes.
Otra idea destacada, desarrollada por investigadores del Instituto de Física Aplicada de la Academia de Ciencias de Rusia, consiste en integrar en la Estación Espacial Internacional un láser que permita luchar contra los desechos espaciales. La idea fue presentada en abril de este año y defendida por sus autores como "la forma más eficaz de tratar con desechos espaciales más peligrosos".