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"Venezolanos sí, pero no así, control migratorio": la campaña discriminatoria que impulsa la candidata a una gobernación en Colombia

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Ángela Hernández, conocida como "diputada antigay", considera que el mensaje sobres los migrantes no es xenofóbico.
"Venezolanos sí, pero no así, control migratorio": la campaña discriminatoria que impulsa la candidata a una gobernación en Colombia

El mensaje de "Venezolanos sí, pero no así, control migratorio", impreso en una valla de la candidata a la Gobernación del departamento de Santander (Colombia), Ángela Hernández, ha abierto el debate sobre el uso de la xenofobia para impulsar campañas electorales en el país suramericano.

Hernández es apoyada por una coalición de partidos que van desde el Conservador (de línea tradicional) hasta el Centro Democrático, fundado por el expresidente y senador Álvaro Uribe, de extrema derecha.

En su cuenta de Twitter, la exdiputada del Partido de la U, agrupación política de derecha y de línea uribista, negó que su eslogan fuera xenófobo y afirmó que solo pedía "orden y autoridad".

"Más control migratorio"

La candidata, que se medirá con otros cinco aspirantes en las venideras elecciones del 27 de octubre, escribió en la red social que pedirá un "control más efectivo" a Migración Colombia para garantizarle "seguridad y dignidad" a los venezolanos.

En una entrevista hecha por BLU Radio, aseguró que el eje de su campaña no son los migrantes venezolanos, que según datos oficiales llegan a 1.400.000, cifra que Caracas considera "inflada" aunque no ha presentado su propio conteo.

Migración Colombia reportó en junio de este año la presencia de casi 70.000 venezolanos en Santander, que ocupa el noveno lugar de departamentos con más ciudadanos del país vecino. 

"Venezolanos sí"

Al ser consultada por el mensaje de la valla, respondió que dice "venezolanos sí" porque los colombianos entienden la "tragedia que están viviendo". "Así como años atrás nosotros fuimos a su país en busca de refugio, ellos tienen ahora el derecho y nosotros el deber", apuntó.

Venezuela ha situado en 5.600.000 el número de colombianos presentes en su país, lo que corresponderia a 29 % de su población total. Por su parte, Bogotá ha negado la veracidad de ese dato y ha afirmado que no sobrepasa las 800.000 personas.

"No así"

Hernández explicó en la entrevista radial sus razones para decir no al ingreso de migrantes del país vecino. "Decimos 'no así' porque no hay un control migratorio eficiente".

"Bienvenidos los que quieren una oportunidad, que quieren salir adelante, los que quieren reencontrarse con su familia, no así el que viene a delinquir, el que viene a hacer daño", advirtió.

En su opinión, la falta de control migratorio impide que las autoridades regionales y locales le garanticen seguridad a los colombianos y propicia la explotación laboral a los venezolanos cuya situación migratoria es irregular. 

¿Hay xenofobia?

La candidata descarta que su propaganda genere conductas de rechazo a los venezolanos. "Pedir autoridad y que no entren quienes vienen a delinquir no es xenofobia", aseveró.

Sobre la posibilidad del uso de un discurso de ese tipo para sumar más votos, refirió que no es la primera vez que aborda el tema y que durante su gestión como legisladora ya hubo debates con autoridades de Migración, con el Ejército y con la Cruz Roja. Sin embargo, las competencias en ese tema son del Estado y no de las autoridades regionales.

Aunque Hernández exprese que su mensaje no atenta contra los migrantes, la 'Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial' (adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas) considera como "discriminación racial" toda "distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico" que anule o menoscabe las condiciones de igualdad, derechos humanos y libertades de las personas.

La parlamentaria homofóbica

Esta no es la primera postura considerada como discriminatoria de Hernández, quien fue apodada "la diputada antigay" debido a que afirmó que el Ministerio de Educación colombiano adelantaba una "colonización homosexual" por cumplir una orden de la Corte Suprema, emitida en 2015, de revisar los manuales de convivencia para determinar si las instituciones educativas eran respetuosas de la orientación sexual e identidad de género de los estudiantes, tras el suicidio de Sergio Urrego, un adolescente que sufrió de acoso escolar.

En esta misma línea, en 2016 hizo campaña por el 'NO' en el plebiscito sobre los acuerdos de paz en Colombia porque consideraba que la inclusión de un enfoque de género en el pacto era la puerta para "homosexualizar a los niños".

No es la primera valla

En 2018, durante la campaña del entonces candidato Iván Duque, un par de vallas con mensajes similares aparecieron en Bucaramanga, capital del mismo departamento donde Hernández opta a la Gobernación.

En el aviso decía: "No quiero vivir como un venezolano. Duque presidente", a un costado de los rostros sonrientes del mandatario y la actual vicepresidenta. Ante los comentarios en contra, la valla fue cubierta y el Centro Democrático, partido que apoyó al entonces aspirante a la presidencia, emitió un comunicado para desligarse del mensaje.

La situación política y económica venezolana ya ha sido usada en campañas de Colombia y de otros países como una forma de obtención de votos de los sectores más conservadores. El propio expresidente Uribe, en sus recorridos promoviendo la candidatura de Duque, relacionó al "castrochavismo", asociado con las figuras de los fallecidos líderes Fidel Castro y Hugo Chávez, con la propuesta presidencial del exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro. 

Ante estos precedentes, los partidos políticos colombianos se comprometieron en marzo de este año a eliminar los discursos o prácticas de odio contra los venezolanos, y a no apoyar a candidatos que apelaran a este tipo de recursos para sumar votos.

Lo que pide Colombia

El Gobierno colombiano ha catalogado la situación de los migrantes venezolanos como una "catástrofe" y ha pedido ayuda económica para atenderla. Hasta ahora ha recibido 228,1 millones de dólares, lo que a sido considerado insuficiente por el canciller de ese país, Carlos Holmes Trujillo, quien indicó que aspiran a obtener 1.526 millones de dólares.

Hace un mes, Duque informó que había firmado una resolución para el otorgamiento de la nacionalidad a los niños nacidos en ese país con padres venezolanos, que entró en vigor el pasado 20 de agosto. Según el mandatario, esta medida beneficiaría a 24.000 bebés en "riesgo de apatridia".

En la misma línea se ha pronunciado el director de Migración, Christian Krüger, quien dijo que se debe cambiar la visión de los migrantes como "carga para el Estado".

Krüger expresó en el pasado lunes, en un encuentro internacional sobre el tema, que las dinámicas migratorias actuales han causado que haya cambios en la normatividad que existía y que se haya flexibilizado, lo que difiere con la necesidad de un "mayor control con documentación y papeles en regla" pedida por la candidata a la Gobernación de Santander.

Divergencias sobre la migración

Las relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela, que han tenido altas y bajas en los últimos veinte años, se encuentran en un momento álgido debido a que el mandatario colombiano desconoce a Nicolás Maduro como su par y respalda al autoproclamado "presidente encargado", Juan Guaidó, en sus acciones para deponer al jefe de Estado venezolano.

Del otro lado de la línea imaginaria, los cuerpos de inteligencia venezolanos handevelado planes desestabilizadores y magnicidas, organizados presuntamente por políticos venezolanos prófugos de la justicia junto al Gobierno colombiano. 

Las tensiones políticas también se han desplazado al tema migratorio. Caracas ha señalado a Bogotá de alentar una campaña para favorecer el desplazamiento de venezolanos a Colombia sin las suficientes garantías del Estado, lo que expondría a sus connacionales a ser víctimas de redes de trata, explotación laboral, discriminación y la violencia.

A principios de año, Duque pidió a los militares venezolanos desertar y cruzar la frontera para participar en el fallido intento de ingreso de "ayuda humanitaria" del 23 de febrero. Ante el fracaso de esta acción, los exuniformados se mantuvieron por varios meses en hoteles, en un limbo legal, hasta que les informaron que no podían seguir acogiéndolos y que debían escoger otras opciones de permanencia.

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Nathali Gómez

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