Autora confesa de la muerte de un niño en España afirma que "no quería quitarle la vida" sino solo "que se callara" cuando empezó a insultarla
Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño de 8 años Gabriel Cruz, ha sido la primera en declarar este martes en la Audiencia Provincial de Almería (España) en el juicio que enfrenta por este crimen. En él encara la petición por parte de la Fiscalía de la pena de prisión permanente revisable. Se trata de la primera mujer que afronta esta posible condena desde que su introducción en 2015 en el Código Penal español.
En el interrogatorio ha respondido a la primera pregunta sobre si dio muerte al pequeño con un escueto "sí". Después, derrumbada y entre lágrimas, relató cómo el niño cogió un hacha y que cuando ella intentó quitársela para que no se hiciera daño, el pequeño se rebeló contra ella: "Empezó a decirme 'tú a mí no me mandas, que no eres mi madre. Que eres fea, que tienes la nariz fea, que yo no quiero que estés con mi padre'".
🎥VÍDEO| Ana Julia Quezada narra la discusión que mantuvo con Gabriel y cómo fue la agresión"No me mandas, no eres mi madre, eres fea, yo no quiero que estés con mi padre"▶ https://t.co/CdeaGxOKoKpic.twitter.com/14ol7MgLgn
— Espejo Público (@EspejoPublico) September 10, 2019
Después, Quezada ha reconocido que mató a Gabriel asfixiándolo, pero ha sostenido que no era su intención acabar con su vida y que todo "fue un accidente". "Yo solo quería que se callara. No quería matar al niño, no quería quitarle la vida a Gabriel", han sido sus palabras.
12 días de angustia
Los hechos sucedieron hace más de un año. El 27 de febrero de 2018, el menor desapareció de una residencia familiar de un municipio andaluz de Almería, al sureste de España. Entonces comenzó una búsqueda multitudinaria que involucró a alrededor de 2.600 voluntarios, entre los que se encontraba la propia acusada, que en aquel entonces era la pareja sentimental del padre de la víctima. Durante esos días, Quezada afirmó haber encontrado una camiseta del pequeño que previamente había colocado en el lugar para despistar a los investigadores.
Desde entonces las sospechas de la Policía recayeron sobre ella, hasta que 12 días después de la desaparición, Quezada fue detenida mientras portaba en el maletero de su vehículo el cadáver de Gabriel, que pretendía cambiar de lugar para no ser descubierta. El menor estaba muerto desde el mismo día de su desaparición. El caso conmocionó a la opinión pública del país, que salió a la calle en multitudinarias manifestaciones para mostrar su apoyo a la familia del niño.