La Administración Trump encara la recta final para permitir la extracción de gas y petróleo en una de las zonas del Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico que ha estado protegida durante décadas.
La Oficina de Administración de Tierras (BLM, por sus siglas en inglés) ofrecerá arrendamientos en toda la llanura costera en una extensión de alrededor de 1,6 millones de acres (unos 6.475 kilómetros cuadrados). Ello incluye lugares donde habitan los osos polares amenazados y los raroscaribús de Grant (una subespecie de reno que se encuentra en Alaska y partes adyacentes a Canadá).
La perforación en el área del Ártico de Alaska que es ambientalmente sensible fue prohibida hasta 2017, cuando el Congreso modificó un proyecto de la ley de impuestos. Según The Guardian, la Oficina estima la cantidad anual de dióxido de carbono que se emitirá a la atmósfera en caso de realizar que la Administración Trump lleve a cabo sus planes: como máximo, el impacto anual será el mismo que el de la aparición de casi un millón más de coches en las carreteras (entre 0,7 millones y 5 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono).
Sin embargo, este jueves el Departamento del Interior de EE.UU. ha divulgado la Declaración Final de Impacto Ambiental (EIS, por sus siglas en inglés) para el Programa de Arrendamiento, en la que informa de otorgar licencias a finales de año. "El programa de arrendamiento ayudará a satisfacer las necesidades energéticas de la nación a largo plazo, contribuirá a la creación de empleo y el crecimiento económico de las comunidades rurales de Alaska", informa el documento.
Entre otros, la lista de los defensores de la iniciativa incluye al actual gobernador de Alaska Mike Dunleavy: "Me uno a todos los Gobernadores de Alaska desde 1980 para asegurarle a la nación y al mundo que desarrollemos nuestros recursos naturales de manera responsable. Estoy ansioso por la venta de licencias de arrendamiento prevista para finales de este año".
Aún así, las Agencias Federales estadounidenses (entre las cuales figura el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de EE.UU.) están en desacuerdo con la posición de la BLM y el Departamento del Interior e insisten en que subestiman las consecuencias del paso dado. El Servicio de Pesca afirma que el documento "no evalúa con precisión" el impacto climático en las aves, y rechaza las insinuaciones de que los veranos más largos podrían ayudarlas al traer más insectos y alargar la temporada de apareamiento. El órgano también señala que los efectos ya son visibles: algunos lugares se vuelven más secos, mientras que otros se inundan.
A su vez, el director ejecutivo de Alaska Wilderness League, Adam Kolton, destaca: "No es ninguna sorpresa que la Administración haya elegido la alternativa más agresiva, ni siquiera pretende una restricción o protección significativa".