Una tomografía computerizada ha permitido descubrir que el dragón de Komodo, el lagarto más grande del mundo, tiene la cabeza cubierta con una especie de 'cota de malla' incrustada en la piel. Los científicos identificaron múltiples placas óseas en la dermis de estos animales oriundos de algunas islas indonesias, pero solo en ejemplares adultos.
Los biólogos especulan que la función de esta especie de casco natural es proteger a los dragones de Komodo de eventuales mordeduras de otros varanos de la misma especie, puesto que estos animales son los únicos depredadores de las cuatro islas que habitan: Komodo, Flores, Rincha y Gili Motang.
Según un artículo publicado en la revista The Anatomical Record, el dragón de Komodo lleva una vida solitaria y solo se reúne con otros individuos para cazar, comerse las presas y aparearse, y es en este último caso cuando su integridad corre mayores riesgos.
Esto es así porque durante el período de apareamiento los machos se enfrentan por las hembras y el territorio, y ni siquiera haber ganado la batalla con otros machos les garantiza conseguir a la hembra, puesto que estas inicialmente se resisten al cortejo y recurren a los dientes y las garras para defenderse.
El descubrimiento ha sido posible gracias a un suceso triste: la muerte de un varano macho de 19 años en el zoológico de la ciudad de Fort Worth, en Texas (EE.UU.), explica este 13 de septiembre el sitio web ScienceAlert. Los trabajadores del zoo practicaron una tomografía al cuerpo del animal, aunque debido a su gran tamaño solo pudieron meter dentro del aparato la cabeza del reptil. Los resultados mostraron que una especie de 'cota de malla' ósea cubría casi toda la cabeza, con la excepción de las cuencas oculares y las fosas nasales.
A continuación practicaron una tomografía a una cría de solo dos días y no detectaron ninguna traza de osteodermo.
Los científicos explican que esta diferencia se debe a que los varanos jóvenes trepan árboles como las lagartijas de menor tamaño, y apenas tienen contacto con sus congéneres maduros. Con la edad, no obstante, van perdiendo la capacidad de subirse a los árboles, en parte a causa de su peso, que puede alcanzar los 70 kilos.
Anteriormente los biólogos habían encontrado distintas osificaciones en otros varanos, pero ignoraban hasta qué punto estaba desarrollado este escudo en la más grande de estas especies.
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